Cultura | Por: David ‘’Negro’’ Guerrero Contemplaciones contra el tedio Vinieron, vieron y vencieron. ¿Quiénes? Los que están acostumbrados a tratar a pobres diablos vestidos con saco y corbata que confunden tocar el cielo con el servilismo diplomático Por: EL INFORMADOR 12 de agosto de 2009 - 03:25 hs I Vinieron, vieron y vencieron. ¿Quiénes? Los que están acostumbrados a tratar a pobres diablos vestidos con saco y corbata que confunden tocar el cielo con el servilismo diplomático. A los demás les mentaré la madre, pero a usted, "mister president", le sirvo hasta de mesita no para que firme algún acuerdo que pueda revitalizar nuestra maltrecha economía, sino para que coma a gusto sus taquitos y tostadas. Vaya, vaya: pobre espectáculo de este país atrapado entre los gritos de guerra lanzados sin miedo y hasta con apoyo de los medios por parte de los capos del crimen organizado, y la ceguera colectiva de todos aquellos personajes de carne y hueso que llevan sobre sus espaldas el destino de las instituciones, cualesquiera que sean éstas (partidos políticos, dependencias gubernamentales, gremios laborales y demás). ¡Ah, pero qué rete a gusto habrá sido haber compartido el techo y hasta los olores ajenos con las comitivas de los extranjeros que vinieron a sacudir nuestras miserias en el país del no-sucede-nada-todo-está-controlado. II El control se asegura teniendo a una ciudad secuestrada. Si nuestras fuerzas de seguridad se emborrachan y se pelean entre ellos, a pesar de que son los encargados de vigilar el orden, no hay problema. Será muy fácil aventar la bolita y jugar al "yo no fui, fue Teté", y que nadie asuma su responsabilidad. Si las películas de agentes secretos rebasaron la realidad y hoy tenemos la oportunidad de acercarnos a esos personajes que sí son de carne y hueso e imitar sus movimientos, alzar la ceja, acomodar los lentes y marcar algunos pasos pésimamente imitados, ya podemos renunciar a nuestros deberes e incorporarnos inmediatamente a la nómina del narco, que al cabo tarde o temprano todos caerán ahí. ¡Bendita realidad la de este país desmemoriado! III Pero, otra cosa: no importa que les demos una patada a aquellos que trabajan haciendo actividades culturales y ya tenían tiempo organizándolas. Que al cabo nadie puede quejarse si llega un papelito dos días antes diciendo "sorry", y arréglenselas para después. ¿Cómo? Si, ya ves que la tribu política mexicana se queda corta ante las descripciones tan precisas que han hecho de ella autores nuestros como Ricardo Garibay, Luis Spota o el mismísimo Rodolfo Usigli. Nuestra pobre clase política vivió sus dos días de alelamiento, de sentirse importantes aunque la historia los borre al paso de unos cuantos años. Lo único que sí quedará firme en la memoria es el Instituto Cultural Cabañas y la "suite" presidencial de un conocido hotel de Tapatilandia, en donde sus camareras quedaron encantadas porque el presidente de color ni siquiera tocó el "shampoo" o el jabón. IV El país de las simulaciones. El país de los que luchan por el engaño. ¿Cómo se pretende atrapar el interés y la atención de esos líderes del primer mundo si llegan a un terruño en donde es común enterarse que hay singulares cínicos y sinvergüenzas que presumen haber ganado una curul mientras la mentira formó parte de su estrategia de campaña? No importa que sea regidor de Cuautitlán si allá en Tapatilandia ni me conocen. Oda al cinismo. O, peor aun, ¿en verdad pretendemos estar a la altura de esos estadistas mientras nuestros más miserables servidores públicos se despachan con la cuchara grande? ¿Alguien puede olvidar a esa señora que se va, oronda y alegre, metiendo -a la Bejarano- una billetiza en su bolsa, con mirada de inocente, según ella merecidamente liquidada y los demás que se hagan bolas? V ¿A dónde queremos llegar? O, mejor dicho, ¿a dónde hemos llegado? Mientras los mafiosos retan señalando que con ellos la nación estaría mejor, los responsables de las políticas públicas se deshacen en estupideces e idioteces. Mientras en el país es estampa común los atentados, los bombazos, los degollados, las ejecuciones, en otras partes muchos de esos políticos responsables se ríen de todos brindando con la sangre de mexicanos que beben con ignorancia cómplice. Así es nuestro Mexiquito, lindo y querido. Esa patria "impecable y diamantina" a la que alababa Ramón López Velarde. El país de los discursos ofensivos en donde el chantaje de un alcohólico lo tienen que aguantar todos y en donde todo mundo se pasa por el arco del triunfo la voluntad popular. Y al decir "todo mundo" señalo a esos personajes, de saco y corbata -en los hombres-, de traje sastre y vaporosos conjuntos -en las mujeres-, que no tienen ningún empacho en hacer esgrima con la mentira, pulida con saliva repulsiva, y que tanto daño ha hecho. VI ¿Tendrán vergüenza? ¿La tienen? ¿En verdad no les ofende tantito hacer tanto daño y despacharse con la cuchara grande con dinero que ni siquiera han ganado honradamente? ¿No les da pena? ¿Qué no se miran en el espejo y les dan ganas de escupir al que ven? Comentarios, quejas y marchas por la podredumbre nuestra de cada día a: davidguerrero.lemus@gmail.com. Temas Contemplaciones contra el tedio Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones