Martes, 26 de Noviembre 2024
Cultura | David NEGRO Guerrero

Contemplaciones contra el tedio

¡Cuánta novedad habita en la sorpresa! Sabores distintos y consecuencias modificadas, todas arrancadas al paso burocrático de la mañana

Por: EL INFORMADOR

Una tarde. Dos orificios dan cuenta de que la vida entra y sale por dónde menos pensamos. Algunos remolinos inquietos de polvo sacuden su falta de certeza con la molestia del tiempo, como mosquitos atormentados ante su propio y aterrador zumbido. Saben que han sido atrapados. Si no fuera así, entonces qué otra lengua mostraría la mañana de hoy miércoles, justo la que "quedó", mero encimita de alguna promesa apurada, volcánicamente irresponsable, como lo es toda promesa nacida de un adolescente (PAUSA). Luego, surge una inquietud vespertina, con sus entendibles gotas de aburrimiento tardío; de pronto, algo indefinible tamborilea entre nosotros, infla de aire misterioso nuestra nariz y embarra su terror malsano en la punta de nuestros pobres diez pequeños dedos asustados y completamente desbalagados.

II

Se tranquiliza el tiempo y la risa adquiere un nuevo significado. Es la mirada de ese albañil, que tiene el pantalón atorado con una agotadora sensación de valemadrismo. Sube, limpia, lanza una pregunta.

Y a partir de ahí yo me pregunto por qué demonios en Zapopan están las mejores hembras que he conocido, cómo es posible que no haya encontrado traducción al repentino bailoteo de mis cotidianos ojos matutinos. ¡Cuánta novedad habita en la sorpresa! Sabores distintos y consecuencias modificadas, todas arrancadas al paso burocrático de la mañana. Miro el naciente día con el sabido aburrimiento y coraje que provoca aquella certeza nauseabunda de quien sabe que hay un pedazo de mierda que se embarra en nuestras vidas sin saber nosotros por qué.

III

"¡Pásate!", es el grito de batalla que se escucha en El Barrilito. Es un lugar al que hay que dedicarle otros tiempos, distintos ritmos. A lo largo de estas últimas semanas, la esquina de Ramón Corona y Vicente Guerrero, en el meritito centro de Zapopan, ha ganado un lugar imprevisto pero divertido en las necesidades amarillas del día. Llama la atención su potente rockola, y su amplia fonoteca, pues lo mismo han sido Fernando Fernández y Lupita Palomera con "Un día crecido", que hasta "Nasty Sex", de la Revolución de Emiliano Zapata, pasando por las más desconocidas de Gustavo Cerati, hasta las más "paicotas", según el deseo medio putón del otro cantinero, Carlitos.

 Y entre los acordes misteriosos de Alberto Luévano, "Beto", el clásico cantinero chavo medio entre la pendeja y medio entre el deseo de saber dominar la guitarra eléctrica y el paso de los días en esa cantina céntrica de Zapopan, lo único que queda señalar es que el gusto de todos los parroquianos del "Barrilito" se ha alterado ante la necedad de esta tarde color huevo y los gestos aburridos y repetitivos de los amigos que creen que todo lo saben. ¿Qué no pueden quedarse callados o quietos por una vez en su puta vida? Gracias, si acaso lo hicieron.

IV

"¡Sí vas a escribir de nosotros!", y yo, con el atolondramiento alcohólico del que sabe que darán las seis de la tarde, no hago más que alzar el vaso y decir "¡salud!". Pero, ¿cuál "salud"?, ¿la que ha servido a ese señor que hace diez minutos se fue llorando porque su mujer lo abandonó?, ¿la de aquel que creyó que nadie lo escuchaba y se puso a inventar canciones?, ¿la de este pasado de listo que se pone a ordenar y a molestar, mientras una y otra vez su mirada atiborrada de la droga de Narciso lo alborota? No, nada de todo lo anterior. Lo cierto es que estoy alborotado por un gusto imprevisto, como el chasquido intempestivo del colibrí cuando chupa lo incierto de la tarde. Simplemente, todo va.

V

Las tardes zapopanas, sobre todo para quien vive cerca de la basílica, no han dejado de ser extrañamente las mismas de siempre y aquellas que quién sabe por qué temblorosa actitud uno no se atreve a definir. Está en el sabor último de los labios, en el extremo frío de la sangre, en el aliento del músculo, en donde lo inesperado alcanza el detonador de la lucidez. Observar mujeres guapas una y otra vez, pechos bamboleantes, entre tímidos y cercanos, como lejanos y mullidos; ojos gravitando como ciruelas en su negrura, manos arrebatando un poco de calor y los siempre conocidos gemidos carnales. ¡Guau!, ¡todo llega esta tarde aquí en Zapopan!
 
VI

Estupendo, único, necesario, ya hacía falta, chingón, lo que viene, no se adormilen, no sean transas, sigan así, y más: Zapopan, en su centro histórico, es distinto.

Comentarios, quejas e invitaciones a El Barrilito a: davidguerrero.lemus@gmail.com.

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