Con Paz en la memoria

GUADALAJARA, JALISCO (31/MAR/2014).- En 1997, un año antes de la muerte de Octavio Paz, el ex secretario de Cultura de Jalisco, Guillermo Schmidhuber de la Mora, invitó al escritor a Guadalajara para presentar un libro escrito por Ireneo Paz, publicado entonces por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

El dramaturgo y el Premio Nobel de Literatura hablaron por teléfono. Paz le dijo que con todo gusto venía a presentar el libro de su abuelo, tapatío de nacimiento, escritor y político; pero su enfermedad se complicó y no pudo asistir al Teatro Degollado, en donde se llevaría a cabo el evento.

Hoy se festeja el centenario del nacimiento de Octavio Paz, un hombre que, como escribió el historiador Enrique Krauze en Letras Libres: “Fue hasta el último momento un actor apasionado, comprometido con la literatura, con la libertad y con el núcleo irreductible de verdad que hermana a ambas”.

Schmidhuber resalta que, aunque fue amigo de algunos jaliscienses, Octavio Paz nunca asistió a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Cree que la exigua relación que Paz tuvo con Jalisco se debe a que no fue invitado en su momento y, una vez que se volvió famoso, al poeta el mundo le quedaba chico.

INFLUENCIA
El abuelo, la primera escuela

El titular del Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Luis Medina Gutiérrez, afirma que la figura de Ireneo Paz es fundamental en la formación de Octavio, pues él cubrió la ausencia de su padre, quien trabajó como abogado de Emiliano Zapata.

“En la casa del abuelo, que tenía una gran biblioteca de cinco mil ejemplares, es donde Octavio Paz inicia el conocimiento, el trato, la entrada al mundo de la literatura. Gracias a ello encontramos a un Paz que va empapándose de la literatura clásica, de las traducciones de los clásicos griegos, del siglo XIX, del siglo XVIII, incluso del siglo XVII”.

Agrega que Paz crece en un ambiente en el cual escucha relatos del abuelo, que tienen que ver con el Porfiriato, y de su padre, que estuvo envuelto en la Revolución Mexicana. Considera que Octavio Paz es un hombre de siglo, de centenario, pues crece en un país que se está consolidando como nación luego de 100 años de verse envuelto en una lucha por la Independencia.

“Su formación educativa (se da) en un país donde se comienzan a consolidar los resultados de la Revolución, los logros educativos de José Vasconcelos. Encuentra bibliotecas donde se hacen tirajes masivos y hallamos a un Paz lector, a un Paz que empieza a conocer. En todas las artes encontramos a un Paz contaminado gracias a lo que él llama enfermedad del Siglo XX, que es el surrealismo, que de alguna manera va a estar presente en gran parte de su obra poética.

“La figura de Octavio Paz es la de un hombre que de alguna manera forma parte de la historia de México. Es parte del proceso de consolidación del México revolucionario y posrevolucionario. Paz de alguna manera siempre estuvo en los tiempos de la historia y supo entender e intuir lo que podía ser México en el Siglo XXI”, agrega Luis Medina Gutiérrez.

Aunque destaca que hay personas que están en desacuerdo con las posturas políticas que Paz, adoptó “al final”, asegura que fue un gran crítico social y político que intuyó el cambio democrático al que podía llegar México, y que no alcanzó a ver.

“Fue un hombre en su tiempo. En los momentos más brillantes de su creación poética lo encontramos también en ese mundo que empezaba a tener grandes transformaciones políticas, sociales e históricas. Participó y fue testigo de la Guerra Civil Española. Pudo ver la lucha fratricida que se llevaba a cabo en España. En ese momento conoció a Neruda, a los poetas de la generación del 27, a Luis Cernuda, a Vicente Alexandre. Fue un poeta que iba en el curso propio de la historia. Nunca estuvo al margen, nunca fue un poeta que estuviera encerrado en su torre de marfil”.

INSPIRACIÓN
El poeta del surrealismo

Luis Vicente de Aguinaga comenta que, tras una lectura, la obra de Paz es una idea del mundo en la que, gracias a su talento y a su lucidez, se sobrepasa la cuestión del sufrimiento y la angustia de los artistas de finales del Siglo XIX.

“Eso en Paz ya está muy superado gracias a la gran luminosidad y a la energía de su obra. Yo pienso que, en primer lugar, su vigencia está en esa superación de la idea de que el poeta debe ser un individuo que sufre. Paz quizás sea nuestro primer poeta que ya no sufre, y esa es una gran conquista”.

El escritor de Séptico añade que en Paz hay una perfección de la realidad más abierta y luminosa que en poetas anteriores. “Si bien Paz es un poeta con una fuerte inspiración romántica y surrealista, no se trata de un poeta de la noche, de la sombra, de la penumbra, de la oscuridad, sino que es mucho más claramente un poeta del día, del sol en lo alto. Yo creo que incluso a muchos lectores mexicanos de poesía les costó y les sigue costando trabajo aceptar a Paz porque es una poesía escrita en esa superación de la tiniebla”.

Aduce que uno de los poemarios más importantes de Paz es La estación violenta, donde el poeta llega a uno de los puntos más altos de su obra, estilo, visión del mundo y expresividad. “Es un libro de solamente unos cuantos poemas, pero que son todos poemas ambiciosos, no sólo porque son largos, sino porque las frases que lo constituyen también son amplias. Todo ello en el fondo está alimentando esa visión del mundo diurno a la que me refiero”.

ACTIVIDADES
Exposición y charla

Como parte de las actividades organizadas con motivo del centenario del nacimiento de Octavio Paz, hoy se inaugura en el Ex Convento del Carmen una exposición de retratos del autor de Piedra de Sol, que envió el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA).

Luego de la inauguración, se llevará a cabo una charla y una lectura de la obra del poeta, encabezada por Víctor Ortiz Partida y Carlos Ashida.