Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | Publicación

Cartas de amor inéditas de Pablo Neruda a Matilde Urrutia

Al principio, hasta julio de 1952, su relación fue secreta

Por: EL INFORMADOR

CIUDAD DE MÉXICO. De todos los amores de Pablo Neruda (1904-1973), el de Matilde Urrutia (1912-1985) fue quizá el más intenso y prolongado. Una pasión encendida al principio y cotidiana al final, de la que dan cuenta las Cartas de amor inéditas que lanza la editorial Seix Barral, en edición de Darío Oses, amplio conocedor de la obra del Premio Nobel chileno.
En realidad, todo comenzó en la primavera de 1946, cuando se conocieron en un concierto al aire libre en el Parque Forestal de Santiago de Chile y duró hasta la misma muerte del poeta, en 1973. “En su larga duración -destaca el escritor chileno Darío Oses-, esta relación amorosa pasó por diversos momentos, desde la pasión inicial hasta el amor reposado y maduro de los últimos años”. Fue, además, un amor poéticamente muy fecundo, del que dan cuenta dos libros, Los versos del capitán y Cien sonetos de amor, así como muchos poemas presentes en libros como Estravagario, La barcarola y El mar y las campanas.

Relación secreta

Al principio, hasta julio de 1952, su relación fue secreta, pues Neruda vivía con su segunda mujer, Delia del Carril (1884-1989): fueron años de incesantes viajes por todo el mundo, de clandestinidad política y amorosa que terminan en parte en agosto de 1952, cuando, tras una estancia en Capri, ambos vuelven a Chile. Sus amores siguen siendo secretos, pero ya no están de viaje permanente, especialmente cuando Matilde Urrutia se instala a vivir en la casa bautizada en su honor como “La Chascona”, su casa de Santiago.
Un nuevo embarazo frustrado, el tercero de Matilde Urrutia, a la que el poeta llamaba "La Chasca" y "La Patoja", por el color pelirrojo de su abundante cabellera, precipita los acontecimientos. En 1955, un empleado de Neruda delata sus relaciones extramatrimoniales a Delia del Carril, que rompe su matrimonio y se marcha a Buenos Aires primero y a Europa después, para regresar a Chile en 1959, donde moriría en 1985.

Desde entonces, los amantes ya no se ocultarán más, aunque no pudieron contraer matrimonio hasta octubre de 1966, tras la muerte de María Antonieta Hagenaar, primera esposa del poeta. En esta última etapa, destaca Oses, cambian las tornas. Neruda, enfermo, permanece largas temporadas recluido en Isla Negra, mientras ella viaja a menudo a Europa para resolver diversos asuntos de la pareja.

A pesar de algunos silencios, dificultades y traiciones, nada logró separarles.
Quizá por eso, en su poema Final, que cierra el que tal vez sea el último libro de Neruda, El mar y las campanas, y con el que concluye la edición más reciente de las obras completas del poeta, éste interpela una vez más a Matilde Urrutia y escribe: “Fue tan bello vivir / cuando vivías! / El mundo es más azul y más terrestre / de noche, cuando duermo / enorme, adentro de tus breves manos”.

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