Buscan espacio para la novela gráfica en las librerías

GUADALAJARA, JALISCO (28/NOV/10).- "Queremos llegar a las librerías. De este lado están los lectores de literatura y de este otro lado están los de cómic; nosotros nos queremos meter en medio". Patricio Betteo y Augusto Mora saben bien que, aunque son dos autores invitados a la FIL de Guadalajara, algo los distingue del resto de los narradores, poetas, ensayistas y dramaturgos convocados a la feria editorial: ellos son autores de novela gráfica, un género híbrido célebre en el mundo del cómic, un poco menos conocido en el de la literatura, pero que poco a poco se abre paso. Y la misión, dicen estos dos novelistas, no es tomar por asalto al mercado de la historieta, sino al editorial, para que cualquier lector pueda tener contacto con su trabajo.

Betteo y Mora son los dos ganadores del I Premio Nacional de Novela Gráfica convocado por la editorial mexicana Jus; el primero, chilango avecindado en Morelia y con 32 años a cuestas, obtuvo el premio con El hombre invisible, una novela sobre un hombre que está casi seguro de que está muerto; el segundo, del DF y con 25 años de edad, comparte el premio con El Maizo, una novela de corte épico que rescata elementos de la cultura popular mexicana. Los dos tienen su propio trabajo como autores de cómic y de novela, e incluso publicaciones gestionadas por ellos mismos, pero siempre dentro del mercado limitado y hasta marginal del mundo de la historieta; de allí, dicen, que desearan encontrarse con una editorial profesional que garantizara que su trabajo merecería el trato de libros de verdad.

Sobre todo porque, explican ambos en entrevista, no hay una "escuela" de novela gráfica en México. "Existe una tradición muy grande de historieta en México, sobre todo historieta industrial; hay gente que está haciendo novela gráfica, pero no somos muchos", opina Mora. Tanto él como Betteo admiten que el mayor peso de este mercado está, por supuesto, en el cómic y en las historietas, pero que los autores de novela gráfica deben ser "cinco o seis".

No obstante, sí ha habido esfuerzos serios por empujar al género, como el del sello Caligrama, que por años publicó y atrajo autores a sus filas. Betteo opina que de allí salió una de las mejores novelas gráficas mexicanas: "Yéndose a los albores del género, Operación Bolívar, de Édgar Clément, sería la primera. Es algo parecido a lo que hace Augusto Mora: rescata mucho imaginario prehispánico pero lo combina con crítica económica muy fuerte. Clément sí nos lleva una buena cantidad de años. En lo personal, Operación Bolívar es la novela gráfica".

¿Y hay lectores? "Hay lectores de historietas, eso es lo que sabemos", comienza a contestar Mora. "No sabemos si van a ser los mismos, pero tanto la editorial Jus como los autores estamos apostando para llegar a librerías, para que los lectores se vayan dando cuenta de que esto es un género. Eso es la apuesta: acaparar los escaparates de las librerías". Betteo agrega que necesitan buscar esos espacios comerciales porque los puestos de cómic en México tiene un perfil "menos maduro" que en otros países: "Entre el manga, la importación, los superhéroes, lo nuestro sería, en las tiendas de cómics, como un bicho raro".

¿Cómo afecta al trabajo de un narrador tener que trabajar con los dos registros distintos, el de las imágenes y el del lenguaje? ¿Abre puertas, las cierra?

Betteo: En mi caso, es la única manera que conozco de poder dar una idea completa. A veces me dicen que mis dibujos cuentan historias por sí solos, pero no me la creo, porque sé que también hay un autor literario en mí. En el cómic, si logras engarzar la imagen y el texto, la suma de los factores va a ser mucho más; hace algo más parecido, si quieres, al cine. Siempre digo que los historietistas somos como cineastas de bajo presupuesto.

Mora: Más que complicar, combinar texto con imagen nos facilita mucho la narración. Yo he escrito cuento, pero siempre estoy imaginando gráficamente las cosas. Del mismo modo, cuando leo una novela, estoy imaginándome gráficamente cómo se vería.

Las dos novelas gráficas ganadoras fueron presentadas ayer en la FIL, con la presencia de Bernardo Fernández Bef, un conocido autor de cómic que participó como jurado en el premio de Jus, y de Felipe Garrido y Antonio Ramos. El lector puede preguntar por ambos títulos en el stand de Jus (E20).

Autor de cómic y una de las referencias más conocidas de este mundo en el país, Bernardo Fernández Bef fue uno de los jurados del I Premio Nacional de Novela Gráfica de Jus, que le permitió ver, afirma, que en el país sí hay autores, y de buen nivel, para este género, aunque el reto es ponerle orden a su trabajo desde el mercado editorial.

No obstante, admite en entrevista, “me habría gustado ver más trabajos, aquí hubo entre 20 y 30, pero me hubiera gustado ver otro tipo de exploraciones: había muchas cosas imitando modelos gringos, superhéroes, pero nos entusiasmó mucho que había propuestas de mucha calidad, material que nos daba una buena radiografía de la novela gráfica en México. Hay un grupo de gente desperdigada por todo el país, haciendo cosas de mucha calidad, y son un grupo de entusiastas que quieren profesionalizarse, con búsquedas originales. Sí, hay autores, estamos cosechándolos. Este año que viene tiene que ser un muy buen momento para la novela gráfica”.