Cultura | Música. Blue Rondo a la Turk también se convirtió en un standar de la síncopa mundial Brubeck, la última toma El legendario jazzista estadounidense murió a los 91 años; Take five es su obra más conocida Por: EL INFORMADOR 5 de diciembre de 2012 - 23:09 hs GUADALAJARA, JALISCO (06/DIC/2012).- La engañosa apariencia de saltarina facilidad que convirtió a Take five en el tema más célebre del cuarteto de Dave Brubeck (y en uno de los más famosos de la historia del jazz) persiguió para siempre a la figura del pianista y compositor californiano, que falleció ayer, precisamente un día antes de cumplir 92 años. Murió víctima de un paro cardíaco mientras iba camino de un hospital de Norwalk, Connecticut, acompañado de su hijo, para someterse a un reconocimiento, según informó Russell Gloyd, su productor durante más de tres décadas. El apabullante éxito de la canción, compuesta en un ritmo de 5/4 por el saxofonista Paul Desmond, su compañero en el liderato del cuarteto hasta su disolución en 1967, condujo a malinterpretar a menudo a Brubeck y a su forma de comprender el jazz. La composición devino en estándar adorado por las masas, reclamado para sintonías televisivas y multitudinarios eventos deportivos, aunque visto con recelo por el sector más purista por su efectismo, cuando lo cierto es que aún hoy, con su mezcla de experimentación y comercialidad, perdura como una de las canciones más fascinantes del género. Publicado por Columbia en 1959 dentro del disco Time out, convenientemente adornado en su portada con una pintura de aire vanguardista, ingrediente idóneo para completar la sofisticación intelectual capaz de seducir a la América previa a la revolución hippie, fue el primer álbum de jazz en alcanzar el millón de copias vendidas. También marcó la culminación de las aspiraciones del grupo que Brubeck había fundado a principios de los cincuenta junto a Desmond. Asociada a la corriente del jazz de la costa Oeste, que vino a ofrecer desde California un contrapunto fresco y soleado a las escenas, nocturnas y fuertemente influidas por el blues, de ciudades como Nueva York y Filadelfia, la banda se hizo un nombre gracias a sus giras por las asociaciones estudiantiles de universidades de todo el país, antes de que el jazz perdiese definitivamente en favor del rock and roll su poder de influencia en la juventud. Algunos de aquellos conciertos, recogidos en álbumes como Jazz at Oberlin o Jazz at the College of the Pacific (ambos en el sello de San Francisco Fantasy), relucen hoy como joyas para los aficionados atentos. Si bien quedaron ensombrecidas por su obra posterior, le sirvieron para convertirse en el primer músico de jazz moderno (y uno de los pocos de todos los tiempos y categorías) en ocupar en noviembre de 1954 la portada de la revista Time. Nacido en Concord (cerca de San Francisco) en 1920 como el hijo de un ganadero y una directora de coro, interrumpió sus estudios para servir durante la II Guerra Mundial. Su acercamiento cerebral y meticuloso a la composición fue tanto herencia de sus años de estudio junto al francés Darius Milhaud como consecuencia de su inagotable afán por conocer nuevas formas rítmicas en sus giras por Japón, Europa o Asia. Nuevas formas rítmicas y Mozart como base Como prueba de su gusto por la contaminación estilística se erige otra de sus inmortales canciones Blue Rondo à la Turk, cuya inspiración le llegó paseando por las calles de Turquía, durante uno de los viajes que emprendió la banda financiados por el Departamento de Estado, en los lejanos tiempos de la guerra fría en los que el jazz era visto como arma propagandística. La pieza , de piano y saxofón, tiene un ritmo más acelerado al que solía tener el jazz y estaba basada ligeramente en una de Mozart. “Esa es la belleza de la música” dijo a The Associated Press en 1992. “Puedes tomar una pieza de coro sacro de Bach e improvisar. Sin importar de dónde viene el tema, se puede adecuar al jazz.” Los años a caballo entre los cincuenta y sesenta fueron tremendamente prolíficos para Brubeck y los suyos: de Ellington a West Side story, de la puerta de Brandeburgo a Walt Disney, cualquier pretexto parecía en aquel tiempo suficiente para armar un repertorio y grabar un disco en los estudios de Columbia. El ímpetu optimista del músico se mantuvo intacto, ya sin Desmond (fallecido en 1977) y hasta el final de sus días, tanto en su faceta de compositor jazzístico como de piezas orquestales, divertimentos barrocos o cantatas. Se mantuvo activo sobre los escenarios hasta 2010. Tampoco cesaron las distinciones: Bill Clinton le concedió la Medalla de las Artes, mientras que Barack Obama lo incorporó al centro Kennedy por su aportación a la cultura estadounidense. Cuenta con una estrella en el paseo de la fama de Hollywood y el Grammy a toda una carrera. En 1996, Brubeck fue reconocido por su trayectoria en los Grammy y en 2009 recibió el medallón del Kennedy Center. En sus últimos años Brubeck también compuso música para óperas y ballet. A los 88 años, en 2009, seguía de gira, a pesar de una infección viral que afectó su corazón. Numerosos jazzistas se preparaban para viajar a Connecticut esta semana para un concierto de cumpleaños en honor a Brubeck programado para el jueves en Waterbury. El concierto no fue cancelado y se realizará a manera de homenaje póstumo. Su hijo Darius, un prestigioso pianista, era uno de los músicos programados para presentarse junto al saxofonista Richie Cannata y Bernie Williams, ex astro de los Yanquis de Nueva York y guitarrista de jazz. Un documental, titulado Dave Brubeck: in his own sweet way, en homenaje a una de sus más célebres composiciones y auspiciado por la producción ejecutiva de Clint Eastwood, celebró sus logros de una vida de dedicación al jazz. Un compromiso que en cierta ocasión definió así en The New York Times: “Una de las razones por las que creo en esta música es que en ella la individualidad del hombre halla su camino a través del ritmo del corazón. Y ese latido retumba por igual en todas partes. Es lo primero que escuchas al nacer y el sonido con el que la vida te despide”. Llegado el momento de definitivo su adiós, le sobreviven su mujer, Iola (con la que trabajó en decenas de proyectos), así como cuatro hijos músicos y una hija. Con información de El País/AFP FRASE"Una de las razones por las que creo en esta música es que en ella la individualidad del hombre halla su camino a través del ritmo del corazón. Y ese latido retumba por igual en todas partes "Dave Brubeck, pianista y compositor de jazz VOCES “Sus dos más grandes éxitos opacaron el resto de su propuesta” “Era de las últimas grandes leyendas del jazz que estaban haciendo cosas. Es una pena porque hay muy pocos de esos músicos que vivieron esas grandes épocas del jazz. Su importante música no era sencilla sino compleja. Para Brubeck era muy importante el bagaje de la música clásica. Lo que hizo fue llevarle el jazz a las masas. Mucha gente dice que Take Five es una canción sobadísima, pero bueno, yo creo que es difícil que una canción tenga ese alcance. Lo memorable eran sus melodías, logró hacer un estilo que era muy fácil de gustarle a mucha gente. Quién no conoce Take Five o Blue Rondo à la Turk, son de las que en todos lados donde se escucha jazz, son piezas obligadas para todos los jazzistas.Cuando la gente que no conoce el jazz habla del jazz sabe cuál es esa canción. Para mí es un mérito enorme, que a ese nivel global, masivo, tremendo, a lo largo de los años varias de sus canciones hayan tenido este alcance. Para bien o para mal, el que muchos grupos estándares toquen esas canciones va acercando nuevos públicos al jazz, que pueden pensar que solamente eso es lo que hay y a partir de ahí descubren más cosas. Sara Valenzuela, cantante y promotora del jazz en la ciudad “Dave Brubeck le dio al jazz un carácter con ciertos ingredientes de la música clásica que no eran tan habituales hasta el momento en que él empezó a cobrar fama. Tiene algunas piezas que son emblemáticas, el Blue Rondo à la Turk, que de alguna manera está inspirado en la música clásica. Su refinamiento en la composición y en la interpretación pianística contrastaba con toda la parte más brutal, más negra del jazz tradicional con la que le tocó lidiar. Yo diría que sería lo más importante de sus aportaciones, este acercamiento con la música clásica y el refinamiento que desarrolló. Take Five lamentablemente se volvió una especie de cliché que, creo, le quitó luz a otras partes de su trabajo que también fueron muy importantes. Me llamaba mucho la atención la melodía, el hecho de que estuviera en compás de cinco, que no era tan común. En general, la obra de Dave Brubeck, sobre todo de los años sesenta y setenta, es muy importante. Su muerte es un buen pretexto para escucharlo y revalorarlo. Hay gente a quien no le gustaba porque le parecía un poco alejado de las fuentes originales del jazz. Pero eso no le quita el mérito de haber sido un innovador. Alfredo Sánchez, músico y periodista cultural Me tocó conocer a Dave Brubeck desde mi infancia. Fue lo primero que escuché del jazz. Todos mis familiares me decían: ‘Tienes que escuchar esta canción: Take Five y no sé qué’. En realidad nunca lo entendí hasta que empecé a ser músico. Hasta que pude tocarlo fue cuando realmente entendí el sistema de componer de este maestro. También me tocó verlo en vivo hace tres años en Los Ángeles en un uno de los mejores conciertos de mi vida. Fue en el Hollywood Bowl. Ver un concierto de jazz con unos personajes viejos y que estén tocando piezas que desde tu infancia conoces y las conocen generaciones mucho más atrás que la tuya es impresionante. Para el jazz, Dave Brubeck vino a ser como un parteaguas, sobre todo en el llamado jazz cool, que es el jazz comercial que se hacía hace 50 años. Yo destaco la cuestión de los compases que utilizaba en la música, que para su tiempo eran muy arriesgados. Había temas que de repente eran 7/8 o 6/8 y que en ese tiempo la música popular era otra. Logró hacer música complicada pero que cuando la escuchas es sencilla y natural. Franky, baterista del grupo de jazz Troker Temas Música JAZZ Muerte de Famosos Lee También Profetas en su tierra Maná reúne a 17 mil personas el Estadio 3 de Marzo Esta será la ruta para despedir a Silvia Pinal rumbo a Bellas Artes ¿Sin planes este fin de semana? 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