Arte contemporáneo... y comprensible

GUADALAJARA, JALISCO (09/ABR/2015).- El arte contemporáneo no tiene por qué explicarse, pero tampoco tiene la obligación de justificarse. Para Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del Museo Universitario Arte Contemporáneo ( MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta corriente sigue causando confusiones, disgustos y fanatismo cuando se intenta desmenuzar el mensaje o significado que los creadores dan a sus obras, que por lo general se manifiesta en instalaciones y performances que toman como referencia objetos de la vida cotidiana.

“Tengo la impresión que detrás del argumento ‘no entiendo el arte contemporáneo’ se esconde algo totalmente distinto a no entenderlo. La cultura del arte contemporáneo es mucho menos esotérica en el sentido de plantear una dificultad requerida de un desciframiento secreto, que lo que fue el arte modernista en su periodo de apogeo”, advierte Medina.

De visita en Guadalajara a razón de la presentación de la exposición “My last life” de Vincent Meessen, en KUKuruchos, el crítico de arte detalla que el arte contemporáneo en México tiene un gran movimiento entre museos, galerías, curadores y coleccionistas y en Guadalajara este circuito es más que evidente pese a que no se ha logrado establecer un público amplio y constante.

“Guadalajara ha tenido una enorme energía e iniciativas de artistas, gestores, galeristas y coleccionistas que, como una especie de ejército que constantemente está en el campo de batalla, erigen instituciones, crean proyectos, generan espacios y llevan a cabo eventos. Es una dinámica admirable, uno puede ver las redes de afectos y saberes. Por algún motivo que tiene que ver más con la falta de aprecio por esa energía local, no ha sido la regla que se haya instituido”.

Si bien el arte contemporáneo puede ofrecer dos interpretaciones directas: la que brinda el artista y la que comprende el espectador, Cuauhtémoc Medina asegura que parte de la confusión que genera es porque frecuentemente las obras “no se presentan investidas de la pretensión de superioridad del arte tradicional”.

Añade que el arte contemporáneo le implica al espectador ir más allá de la simple observación. “Lo que tienen de complejas (las obras) es que usualmente están acompañadas de una relación poco usual en donde hay un primer acercamiento que es trasparente, clarísimo, maneja datos de cultura totalmente asequibles, no requieren elaboración, son datos de la cultura y sin embargo, alrededor de él se puede construir las reflexiones más complejas y profundas sobre la sociedad”.

Destaca que la relación entre la simpleza y la extrema complejidad de teorización de cualquier manifestación de arte contemporánea puede resultar extraña al público que intenta reinterpretar o encontrar el significado a partir de los conocimientos previos que tiene de arte en general.

“Pero si alguien hiciera el examen realmente honesto de cómo se aproxima uno al arte de la tradición, como Rembrandt, uno se toparía con exactamente lo mismo, no hay en realidad capacidad de explicar qué es lo que estaba pasando ahí, qué quiso decir, qué significa, hay un debate académico complejísimo”.

Visita las muestras

 “My last life”, de Vincent Meessen,  y “Cuatro líneas de texto”, de Luis Urculo, se pueden ver de martes a sábado por la noche, al caer el sol, y hasta las 23:00 horas.

KUKUruchos/ está en Av. López Mateos Sur 2040, esquina con la calle 12 de Diciembre.