Apuesta Ignacio Padilla por rescatar tradición cuentística del país

CIUDAD DE MÉXICO (17/ENE/2013).- Para Ignacio Padilla las narraciones cortas son una forma de plasmar sus obsesiones y sincerarse, de ahí que se haya decidido a desarrollar el proyecto editorial "Micropedia", del que se desprende "Los Reflejos y la Escarcha", tercer volumen de la serie literaria con la que busca rescatar la tradición cuentística de la que los latinos son herederos.

Entrevistado al respecto a su más reciente libro en el que aborda las relaciones fraternas, el autor dijo estar sorprendido por la violencia que plasmó en los 12 cuentos que lo conforman.

"No soy un escritor de mapa, escribo para ver qué pasa y entenderme, y cuando terminé el volumen no me dejó de sorprender la violencia y escepticismo hacia la idea de fraternidad", señaló.

El autor recordó que "Micropedia" es un proyecto de cuatro volúmenes de cuentos de los que se han publicado "Las Antípodas y el Siglo", en el que abordó los trayectos de los viajeros, "El Androide y las Quimeras", en el que habla sobre las mujeres y las muñecas y ahora "Los Reflejos y la Escarcha".

Respecto a la elección de los temas que desarrolla en esta serie, mencionó, que éstos son algunas de sus obsesiones recurrentes y antiguas "necesito escribir para entender por qué me han obsesionado toda la vida".

Los cuatro volúmenes, apuntó, tienen una propuesta de simetría en la que los títulos deben ser binarios, por lo que a esta tercera entrega la ha llamado "Los Reflejos y la Escarcha", nombre que hace referencia "a que la fraternidad surge de la idea de reflejarse en el otro y la escarcha se refiere a la frialdad que proyectan todos estos cuentos".

Padilla destacó que para cada uno de sus cuentos le ha nacido un corazón, por lo que no tiene que elegir cuál es que más le ha llamado la atención, sin embargo, prefiere su obra más reciente porque es donde se identifica.

Abundó que de este libro le agrada la "Balada del pollo sin cabeza", el cual narra la historia de unos hermanos que durante años obtienen su sustento gracias a un pollo mal degollado, que carece de cabeza y que es exhibido en un circo.

"Es el único cuento que viene en un tono paródico, si bien contiene mucha violencia al menos tiene el colchón de la risa y después de contemplar todos estos cuentos que fueron violentos, nos da un respiro", agregó.

Al ser un autor de cuentos, género que considero se ha convertido en sectario pues una gran mayoría no le interesan estas narraciones, tuvo completa libertad creativa además de "todo el tiempo, he tenido años para escribir y reescribir estos cuentos más de 20 veces hasta que he sentido que no puedo pulir más el diamante en bruto".

Padilla, quien se considera un cuentista que rara vez laza una novela o un ensayo, aseguró que se desde comienzos de su carrera se ha interesado por rescatar la tradición cuentística.

Compartió que en la literatura ha encontrado una forma de sincerarse sin condolerse demasiado, razón por los que le presenta al lector ambientes enrarecidos y aparecen hipérboles y referencias a mundos dislocados, "es ahí donde podemos sincerarnos, del otro lado del espejo no nos duele tanto lo que nos dicen los personajes".

Padilla adelantó que este proyecto al que ha dedicado su carrera como escritor continuará con un bestiario, en el cual desde hace varios años trabaja y el que espera titular "Lo volátil y las fauces"; "son cuentos sobre animales o sobre seres humanos que lidian con animales, sin saber que están liderando consigo mismos".