Cultura | El autor de 'Una vez Argentina' hace un recuento de sus vivencias en el mundo literario Andrés Neuman habla de su amor por la poesía y su pasión por el cuento El escritor argentino – español, presenta su nuevo libro de cuentos titulado “Hacerse el muerto” y confiesa por qué sigue viniendo a la FIL Por: EL INFORMADOR 29 de noviembre de 2011 - 17:00 hs 'He decidido perder mi tiempo con la literatura', declara el joven escritor argentino. / GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2011).- Con gran sentido del humor y la sencillez con la que reconoce que antes que ser escritor es lector, Andrés Neuman habla con El Informador sobre su vida cotidiana, su amor por la poesía, su pasión por el cuento y del por qué sigue viniendo a la FIL. Este amante de los poemas presenta dos nuevos proyectos. "Hacerse el muerto", un libro de cuentos, y "Patio de locos", poemas escritos como cuentos, con los cuales conquistará a los lectores que ya lo siguen y encantará a los nuevos que se acercarán a su escritura. Neuman será moderador de una de las mesas de los 25 secretos de la FIL y en esta entrevista recomienda varias actividades que los lectores no se pueden perder, además de tres libros imperdibles, una novela para releer, los poemas de un gran escritor peruano para sentir y los cuentos de un uruguayo para inspirarse. -Usted es un escritor muy joven, los jóvenes de hoy que se acercan a las letras podrían decir que están perdiendo el tiempo viendo su éxito ¿Cómo es la vida de Andrés Neuman? ¿Cómo es su vida cotidiana? Cada uno pierde el tiempo a su manera, no es que yo lo aproveche completamente bien, es que he decidido perder mi tiempo con la literatura. Había un poeta español que decía: cómo recuperar mi tiempo y mal gastarlo; si pudiéramos recuperar el tiempo perdido, lo volveríamos a mal gastar. Mi vida cotidiana está en función de la literatura, es una especie de conyugalidad forzosa en ocasiones, pero a la vez irrenunciable. -Pero... ¿alguna vez imaginó que iba a ser uno de los escritores más famosos de una generación? Nunca imaginé si iba a terminar publicando, pero siempre supe que quería contar historias e imaginarlas y que quería sentir la extrañeza del lenguaje, me di cuenta que todo eso que iba estar en el centro de mis quehaceres. -Hablemos de una de su apuestas más recientes "Patio de locos". ¿cómo supo de esas historias? ¿Conoció a los personajes? No he estado nunca en un manicomio, todos los locos del patio son totalmente imaginarios, no hay el menor ejercicio de descripción, lo que hay es un interés por la perversión de la lógica. Entonces... ¿Por qué ese interés en la locura? La locura siempre me ha interesado como contrapartida falsa de la cordura. No deja de ser interesante cómo la definición de la locura ha ido modificándose con el tiempo, no está claro qué es la locura en sí, porque tampoco está claro qué es la razón. Encuentro que el arte y la poesía siempre han acompañado esos movimientos, son una especie de correa de transmisión entre esos dos conceptos de conciencia, supuestamente opuestos. Los locos del libro razonan y razonan llegando a conclusiones en apariencia aberrantes o imposibles que es muchas veces lo que ha hecho la propia cultura, es una reflexión sobre qué es lo razonable. -Algunos académicos han dicho en la FIL que los latinoamericanos somos mejores como cuentistas que como novelistas. ¿Qué piensa de esto? Teniendo en cuenta que usted viaja entre los dos géneros Yo creo que todo ejercicio de teoría debería evitar las generalizaciones y las reducciones; para empezar, dividir la realidad en géneros literarios es discutible, pero atribuirle además zonas geográficas es imposible. No podemos olvidar que Juan Carlos Onetti fue un maravilloso novelista; que Cortazar, además de sus cuentos, escribió Rayuela ; que hemos tenido el año pasado un nobel que se llama Mario Vargas Llosa que hizo alguna que otra novela ambiciosa, pero también ha hecho cuento. No me parece cierto que sea un continente de más cuentos que de novela, me parecería casi un azar generalizar de ese modo, creo que habría ciertas tradiciones nacionales en ciertos periodos. -En esta FIL también presentas un libro de cuentos titulado "Hacerse el muerto", ¿por qué el cuento? ¿Por qué te seduce tanto?Como escritor me siento realmente cómodo en los cuento breves, en esos cuentos que no superan las 10 páginas; en ese aliento corto pero fulgurante, encuentro que hay una experiencia de estilo que se asemeja a la poesía, donde cada adjetivo pesa, donde la puntuación es casi una partitura y muchísimo omitido; donde hay una fuerte carga simbólica, pero al mismo tiempo puede haber, en muchas ocasiones, el desarrollo de un personaje, el desarrollo aunque sea mínimo de una historia. -¿Qué pueden esperar los lectores cuando lean ''Hacerse el muerto''? En mis propios libros de cuentos siempre he incluido un pequeño apéndice, esa idea de proporcionar al lector curioso un algo más, explicarle cómo se lee un cuento, es algo que me ha gustado desde siempre. -Usted también ha escrito haikús, ¿por qué esa fijación con este género de poesía japonesa tan antigua? El haikú es antiguo como lo es el poema. En las últimas décadas un género que ha ido y que ha venido, que ha sido inmensamente traducido. Me gusta muchos la forma que tiene de fabricar una imagen, por una parte fugaz y por otra parte duradera e impactante, tiene más que ver con la lógica visual de nuestro tiempo que por lo que entendemos por el siglo XVII. Leer un libro de hakus es como una sucesión de fotos fijas que se van súper poniendo, tiene algo de video clip poético. -Con el espíritu de esta época en donde todos somos bombardeados por la tecnología, los microtextos, la avalancha de libros comerciales con temáticas como el narcotráfico, etcétera, en la literatura de hoy ¿sabemos inventar personajes? No creo que hayamos perdido la capacidad de inventar personajes, lo que creo es que hay modas teóricas que duran en general poco y que tienden a simplificar la diversidad radical de la escritura y sus posibilidades y decretan la muerte o la perdida de vigencia de determinado factor literario. Lo que sí hubo fue una especie de abuso de la teoría de la autoficción, yo mismo he publicado una novela basada en la autoficción que se llama 'Una Vez Argentina' y que el personaje en teoría soy yo. Me parece que si reducimos la posmodernidad literaria o como dice Lipovetsky, a la hipermodernidad literaria, a las peripecias de un yo muy cercano al autor, de algún modo caemos en una especie de narcisismo reductor, que pierde parte de las facultades de la literatura que es la observación del prójimo y de la identificación con el prójimo. -¿Cuál es su objetivo como escritor? Creo que una parte de la tarea de la escritura consiste en comprender al otro o detestar al otro, pero en todo caso salir de nuestro ombligo y tratar de mirar por la ventana. Creo que muchas veces lo más interesante que tiene un escritor para decir son las historias que lo rodean y de las cuales él se apropia con total impunidad. -¿Qué es lo que más le gusta de la FIL? Es una feria que mantiene un raro equilibrio entre el interés que podamos tener los autores; de encontrarnos entre nosotros; de vernos con nuestros editores; de lanzar nuestros libros, con un lugar que no deja de ser un punto de difusión de libros y de miles de actos que son en sí pequeños eventos culturales que tendrían lugar por fuera de una feria. Por esto uno es muy feliz cuando viene a la FIL, porque se da cuenta de que en realidad la literatura es de los lectores y es para los lectores. -¿Qué le puedes recomendar a los lectores de esta FIL? Me parece que todas las mesas de los 25 secretos de la FIL; estos 25 autores latinoamericanos no tan conocidos, ese mapa alternativo de la literatura latinoamericana. A mí me toca moderar una mesa y debo decir que me parece una iniciativa necesaria. También hay un ciclo bonito, que es el salón de la poesía y el placer de la lectura. El salón de poesía está muy bien armado, muy organizado, en él se disfruta de la intimidad de la lectura de poemas en voz baja y eso es un milagro en medio del trajín inmenso que es la FIL, un pequeño oasis de reflexión y escucha. -Tres libros para recomendarle al lector: ¿Solo tres? Dios mío, qué desgracia. (risas) Como novela recomiendo a "Bartleby el escribiente", un clásico tan consabido que uno tiende a no releerlo. Yo lo releí hace poco y me quedé asombrado con la ironía tan magistral, con el misterio de este personaje notario y de la cierta crueldad de fondo, que es divertido pero que también tiene su maldad. Hay una edición ilustrada muy hermosa con ilustraciones de un dibujante que fue premio nacional de ilustración en España. Y quien lo lea en inglés comprenderá cómo se dice en ese idioma: "Preferiría no hacerlo". De poemas no puedo evitar insistir en mi poeta favorito, el peruano Cesar Vallejo, concretamente los poemas que escribió al final de su vida, los poemas póstumos o los poemas humanos; esos extraordinarios donde experimentación y emoción son la misma cosa, eso tan difícil. Finalmente un libro de cuentos de Felisberto Hernández, un narrador uruguayo, titulado: Nadie encendía las lámparas, ahora de pronto dudo si era nadie encendía las lámparas o apagaba, esta duda es muy propia de Felisberto Hernández un poco delirante esta duda. Llenos de esa extrañeza que es la base de la literaruta crear una identificación a base de la extrañeza no del reconocimiento inmediato. EL INFORMADOR /NATALIA MATALLANA Temas Literatura Escritores Andrés Neuman FIL 2011 Lee También “Los peruanos somos como personajes de Rulfo”: Diego Trelles Paz ¿Qué premios se entregarán en la FIL 2024? “Trump será muy radical y hará mucho daño”: León Krauze Actividades de la Librería Carlos Fuentes durante el marco de la FIL 2024 Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones