Martes, 26 de Noviembre 2024
Cultura | Se llevó a cabo la segunda mesa de Latinoamérica Viva

América Latina en la voz de sus escritores

Sergio Álvarez Guarín, Jorge Luis Cáceres, Juan Carlos Méndez Guédez y Cynthia Rimski participaron en la segunda mesa de Latinoamérica Viva

Por: EL INFORMADOR

Los cuatro escritores crecieron con los autores del boom latinoamericano.  /

Los cuatro escritores crecieron con los autores del boom latinoamericano. /

GUADALAJARA, JALISCO (26/NOV/2012).- Para qué escribir y sobre qué. Cómo entienden cuatro autores la literatura latinoamericana -si es que existe tal cosa--, quiénes son sus referentes y qué significó el boom latinoamericano en sus carreras literarias. Cómo se relacionan con la industria editorial y si es verdad que todo libro importante debe pasar primero por España.

Sobre estas cuestiones hablaron la tarde de este lunes el colombiano Sergio Álvarez Guarín, el ecuatoriano Jorge Luis Cáceres, el venezolano Juan Carlos Méndez Guédez y la chilena Cynthia Rimski, cuatro de los 35 escritores que participan en el programa de la FIL, Latinoamérica Viva.

El moderador Fabrizio Mejía lanzó a los invitados la primera pregunta: "¿por qué escriben y por qué escriben lo que escriben?"

"Lo he pensado muchas veces", comenzó Méndez Guédez -autor de las novelas Tal Vez la Lluvia (2009), Una Tarde Con Campanas (2003), entre otras-- "yo creo que fue por descarte, creo que no serví para otra cosa". Sobre sus temas dijo el venezolano que cada momento de la vida te conduce hacia una cierta curiosidad: "a los 20 te interesa el tema del amor, a los 40 la imposibilidad del amor". Y ¿para qué?, pues para "dejar una especie de mínimo testimonio de lo que es tu existencia".

Cynthia Rimski empezó a escribir como una manera de convertir en verdad todo lo que solamente ella veía en las cosas. "Yo me demoré mucho, empecé a publicar a los 40; y lo que me interesó fue encontrar un lugar desde donde mirar distinto". En su camino ha encontrado grandes maestros en George Perec o Walter Benjamin. "Más que contar historias me interesa el lenguaje. La poesía de los nombres y las cosas".

Jorge Luis Cáceres tiene 29 años. Empezó a leer gracias a su padre y pronto empezó a escribir "poesía mala". De ahí se paso a los cuentos, como los que publicó Aquellos Extraños Días en los que Brillo. No confía en los talleres literarios y le inquieta el aparente fracaso de la literatura ecuatoriana.

El colombiano Sergio Álvarez Guarín siempre se ha considerado un tipo con suerte. Desde que su madre, una profesora de escuela, decidió militar en el partido comunista, lo que fue para el futuro escritor un ambiente fascinante del cual ser testigo. De adolescente se dio cuenta que era más

importante contar las cosas que las cosas en sí mismas; "y luego lo mejor es que el escritor trabaja poco". Nunca quiso estudiar, pues le parece "una cosa aburridísima", y si ha terminado sus libros es para mover un poco la economía y pagar sus deudas en los bancos españoles.

Los cuatro crecieron con los autores del boom latinoamericano. "Para bien y para mal", dijo Méndez Guédez, "para bien porque eran grandes escritores, y para mal porque nos crearon unas expectativas vitales que la vida no ha podido cumplir. Yo pensaba que ser escritor era tener una casa con piscina".

Para Rimsky, también periodista y guionista de cine, la cuestión tiene que ver con el lenguaje. El boom en este sentido se dio con la intención de romper con un lenguaje impuesto, pero hace lo mismo la literatura latinoamericana anterior -como la de Juan Rulfo-- y la posterior -como la de Yuri Herrera-- donde según la autora se establecen las fronteras como puentes, más que como división.

En la cuestión editorial ninguno se consideró un experto; después de todo su trabajo es escribir. Sólo el colombiano, colaborador de los diarios La Vanguardia y El País, dijo conocer bien ese mundo: "la industria editorial como todas las grandes industrias, están manejadas por un montón de imbéciles (...) todos creemos que nos vamos a ganar la lotería, pero en el capitalismo les toca a los que tienen el capital". En su caso, agregó Álvarez, lo que procura escribir a partir de sí mismo, "y si logro llegar a un buen acuerdo con un editor me parece divertido. Si no, me da igual".

La charla finalizó después de que cada uno de los cuatro autores leyera un fragmento de alguna de sus obras.

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL

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