Viernes, 29 de Noviembre 2024
Cultura | Por: Juan Vázquez Gama

A dónde va la soledad

A dónde va la soledad

Por: EL INFORMADOR

Sábato pasó de prometedor científico a escritor, combinó la escritura con la docencia, y abandonó la docencia por razones políticas.AFP  /

Sábato pasó de prometedor científico a escritor, combinó la escritura con la docencia, y abandonó la docencia por razones políticas.AFP /

GUADALAJAR, JALISCO (01/MAY/2011).- Ernesto Sábato falleció el día de ayer, y su muerte hace prescindir a la literatura en español y a las letras universales de una de las voces más precisas, profundas, sobrias, y al mismo tiempo apasionadas, intensas, contundentes. Hay autores que se inscriben en la lista de la posteridad con un solo libro. No es su caso, aunque junto a su nombre de inmediato nos venga a la mente su novela El túnel; Sábato fue un hombre, mucho más complejo, sus ideas, sus libros, los inesperados cambios en su vida, dan la impresión de ser guiños narrativos que un guionista arriesgado escribe en su biografía.

Doctorado en Física, Sábato pasó de prometedor científico a escritor, combinó la escritura con la docencia, y abandonó la docencia por razones políticas. Volvió a  impartir cátedra, y en todo ese tiempo nunca dejó de escribir, hasta hace pocos días en que, decían, escribir lo enfermaba. Quizá no era una enfermedad lo que lo aquejaba, era la vida, eran sus casi cien años de escrutar la condición humana, el subsuelo de la condición humana.  

Recuerdo con frecuencia el extraordinario principio de El túnel. Sin temor a equivocarme quizá sea éste uno de los mejores principios de la literatura, en el cual resume el argumento, el carácter del personaje, el suspenso y el desenlace, en las dos primeras líneas, y aun así, nos sorprende enterarnos, en el curso de la novela, de lo que se nos reveló desde el inicio. “Bastará con decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne…” Sin duda una genialidad en su aparente sencillez.

Habrá que releer su obra, acercarse a Sobre héroes y tumbas, o a Abaddón el exterminador, a sus Diálogos con Jorge Luis Borges;  a sus ensayos, y repensar con él a dónde va la soledad, a dónde va el hombre moderno, a dónde nuestra existencia, dónde desemboca este túnel.

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