El binomio mexicano conformado por Osmar Olvera y Juan Celaya obtuvo la medalla de plata en los clavados sincronizados de tres metros en la historia de su país en unos Juegos Olímpicos, y le dio a la delegación su tercera presea en París 2024.Olvera y Celaya totalizaron 444.03 puntos para quedar detrás de los chinos Long Daoyi y Wang Zongyuan, quienes se llevaron el oro al sumar 446.10 unidades, en una cerrada disputa que se dirimió en el último clavado en el Centro Acuático de Saint-Denis.Después de su última ejecución, la pareja china se abrazó a un costado de la piscina, pero no pudo celebrar hasta que los mexicanos saltaron y en la pantalla aparecieron los resultados que les daban el oro.Ese último salto de los mexicanos dio un puntaje de 94.77 puntos. Olvera y Celaya ejecutaron el clavado de más alto grado de dificultad en toda la prueba, un 3.9 con dos mortales y medio hacia el frente.Tras ejecutarlo, la reacción de los chinos Long Daoyi y Wang Zongyuan fue de incertidumbre, pues al momento de ver a los mexicanos entrar al agua sentían que el oro se les iba de las manos, algo inusual para los saltarines asiáticos.Arropados por la ruidosa afición mexicana que se dio cita en el Centro Acuático, Olvera y Celaya mostraron desde el inicio que venían dispuestos a llevarse la medalla.Tras la primera ronda, estaban empatados por el tercer puesto y sólo salieron del podio en la segunda, cuando cayeron a la quinta posición. Regresaron en el tercer pase con una sólida ejecución.Olvera y Celaya aprovecharon los titubeos de los chinos en su tercera y cuarta ejecución para subir al primer sitio con menos de un punto de ventaja sobre los asiáticos, que cerraron fuerte en el último para amarrar el oro, luego de que ejecutaran el mismo clavado que los mexicanos hicieron en la cuarta ronda; por ese salto, los chinos recibieron 95.76 puntos.Aunque en el cuarto salto de los chinos hubo un error evidente de uno de los integrantes, algunos jueces otorgaron calificaciones reprobatorias y otros que rozaban la excelencia, lo que generó cierta decepción entre los mexicanos, quienes al final de la prueba tenían la sensación de haber ganado el oro.Con esta plata, México llega a 16 medallas olímpicas en clavados, pero no gana un oro desde Melbourne 1956, con Joaquín Capilla.Los ponen a temblarEn los últimos dos años, Osmar Olvera no se ha cansado de pregonar que los chinos no son invencibles en los clavados.Ayer, junto a Juan Celaya, se quedó cerca de probar su teoría llevándose la plata en los saltos sincronizados desde el trampolín de tres metros de los Juegos Olímpicos París 2024.“No son invencibles, lo venimos diciendo los dos, no vienen a competir solos”, dijo Olvera, el clavadista más talentoso del equipo mexicano. “Nosotros nos pusimos arriba en el cuarto y creo que ellos temblaron. Para mí ganamos”.Olvera y Celaya viven en la Ciudad de México, donde entrenan a las órdenes de la china Ma Jin, quien también dirigió a Paola Espinosa y Alejandra Orozco cuando ganaron la plata en plataforma sincronizada de 10 metros en Londres 2012.“Me acuerdo en 2012, viendo los Olímpicos, cuando los mexicanos ganaban medallas en clavados y dije ‘yo también quiero’. Hoy puedo decirle a los niños que se motiven y que sueñen en grande porque los sueños se hacen realidad”, dijo Olvera.En las fosas de clavados, México ha recogido medallas ininterrumpidamente desde Beijing 2008, pero esta es la primera en sincronizados de tres metros.“Sabía que iba a ser histórica y que iba a ser la primera, son emociones que no puedo describir”, añadió Olvera.“Han sido altas y bajas, pero estamos contentos con la actuación, en eso nos concentramos y al final del día tenemos nuestras medallas, pero tenemos hambre de más”, dijo Celaya.“Trabajamos duro para este momento, hubiéramos querido un lugar más alto, pero al final del día es un deporte de apreciación y no lo podemos controlar. Lo que podemos controlar es en lo que trabajamos”, añadió.México, con el clavado de más alto dificultad en la prueba, un 3.9 con dos mortales y medio hacia el frente, acertó su sexto y aseguró la medalla.“Cuando íbamos arriba pensaba que sí se podía, que nacíamos para esto y que lo íbamos a lograr”, añadió Olvera. “Nos quedamos cerca y ellos temblaron, de verdad temblaron”.