Luego del regreso de las clases presenciales, interrumpidas por la emergencia sanitaria que detonó el COVID-19, aumentaron los casos de acoso escolar (también conocido como bullying) al interior de los planteles de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) en Jalisco. En 2022 se documentaron 153 en la Entidad. En comparación, en 2019, antes de la pandemia, hubo 32. Estos hechos se presentaron en su mayoría en Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco de Zúñiga, Tonalá y Tlaquepaque. Mario Cervantes Medina, quien es profesor del Departamento de Sociología del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), insistió en que pese a la incidencia de casos en Jalisco y todo el territorio nacional, falta un diagnóstico claro sobre las situaciones de violencia que se padecen en los centros escolares que permita buscar una solución a este problema. “Hemos tenido muchos casos lamentables, mediáticos, en los que todos dicen que se van a poner las pilas, que se debe combatir, pero pasan los días y no pasa nada”, dijo el investigador. El acoso escolar o bullying ocurre cuando hay agresiones constantes, ya sea verbales, psicológicas o físicas, con la intención de lastimar, dominar o atemorizar a otro alumno sin que haya un factor de provocación y la víctima carezca de posibilidades para defenderse.Ante este tipo de hechos, la Secretaría de Educación en Jalisco tiene un protocolo de actuación que, en primera instancia, trabaja de manera preventiva con educación emocional a los menores para evitar que ejerzan cualquier tipo de expresión de violencia en contra de sus pares.En caso de que haya algún acto de acoso u hostigamiento entre iguales, los docentes son los primeros respondientes ante la denuncia de los alumnos por este tipo de acciones. De ahí, el tema se escala a los directivos de los planteles educativos, quienes a su vez reportan la incidencia a las delegaciones regionales, y estos pasan el reporte a la Secretaría de Educación.El titular de la SEJ, Juan Carlos Flores Miramontes, aseguró que los casi 80 mil profesores de educación básica en los 13 mil 303 planteles educativos en el Estado tienen la orden de reportar cualquier hecho de esta índole. De lo contrario, se pueden enfrentar a sanciones administrativas por omisión.Precisó que, entre las penalidades que se les extienden a los docentes omisos, se les suspende por un periodo indeterminado que va desde los 15 hasta los 30 días. Y dependiendo de la gravedad de la omisión, hasta la posible suspensión permanente.Una vez que la denuncia por bullying escaló hasta la Secretaría de Educación, desde la dependencia estatal se realiza una intervención interdisciplinaria con el menor agresor, el agredido y los posibles espectadores. Todos ellos reciben atención psicológica y contención emocional, mientras que a los padres de familia se les insiste en mejorar la comunicación con sus hijos dentro de los hogares.En el caso de que los padres de familia y el menor agredido lo soliciten, el funcionario estatal afirmó que se les brinda la facilidad de realizar el cambio de escuela. De lo contrario, el alumno continúa recibiendo clases de manera regular en su plantel educativo.¿Y si un docente agrede a los alumnos?Si bien el acoso escolar o bullying es una práctica que se lleva a cabo entre pares, los casos de violencia u hostigamiento por parte de docentes o personal administrativo en contra de menores también son una realidad en Jalisco. En lo que va de este 2023, la SEJ tiene en investigación 19 denuncias por casos de violencia por parte de maestros a alumnos.En estos casos, el protocolo por parte de la autoridad educativa dicta la separación del cargo por parte del personal que presuntamente ejerció violencia en contra de los alumnos, mientras se realizan las investigaciones correspondientes. Además, se lleva a cabo un acompañamiento psicológico y emocional a las víctimas.Cuando los menores sufren acoso escolar, es común que no lo comenten abiertamente a sus padres o maestros, ya sea por miedo, vergüenza, amenazas o porque a veces sienten temor de ser regañados por sus padres o de no ser comprendidos ante esta situación.En el ámbito escolar, se teme que los compañeros lo vean como débil y lo etiqueten como un niño “soplón”, lo que hace que perciban como normal este tipo de amistades que dañan su integridad.Estas son algunas de las conductas que expresan o pueden representar un grito de ayuda:LA COMUNICACIÓN ES PRIMORDIALConsidera que el bullying es un tema serio y se requiere de un trabajo en equipo oportuno entre casa, escuela y comunidad, pongamos un alto al acoso escolar, ya que todos tenemos una participación responsable en el actuar.Recuerda, los padres de familia son la primera pieza del rompecabezas en la vida de un hijo, son aquellos quiénes inician su formación, son el pilar básico del amor y seguridad, son quiénes guían en lo espiritual y refuerzan los valores, quiénes orientan y aconsejan en la toma de decisiones, quiénes corrigen y forman el carácter, con el fin de prepararlos para su vida adulta.CANALES OFICIALESLas denuncias por casos de violencia escolar se pueden realizar directamente en los planteles educativos a docentes y directivos que a su vez deben dar cuenta a sus superiores hasta que llegan a la Secretaría de Educación Jalisco.Además, padres de familia y tutores pueden reportar vía telefónica, vía correo y vía web por medio de la página www.tramites.jalisco.gob.mx.En el caso de la denuncia telefónica se debe llamar al número 01800 786 272 9, extensión 57561 y se deben proporcionar los siguientes datos: Nombre y teléfono del denunciante. Nombre, Clave y/o Dirección del Centro Escolar; nombre del agredido y de quien lo agrede; el grado, grupo y turno al que pertenecen; además de describir los hechos (modo, tiempo y lugar).Un asesor es quien redacta el caso en el Software CRM, el denunciante puede proporcionar en algunos casos documentos que sustenten su denuncia, los cuales pueden ser oficios, fotografías o videos. Estos se reciben vía correo electrónico o de forma personal para anexarlos al expediente.México, primer lugar en bullyingDe acuerdo con un estudio realizado por la OCDE en 2019, México se sitúa en el primer lugar entre los 34 países miembros de la Organización con mayor incidencia de casos.LA VOZ DEL EXPERTOMario Cervantes Medina, profesor en el Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeGEl acoso escolar o bullying es un serio problema de salud pública que no ha sido atendido correctamente por parte de las autoridades de los diferentes niveles de Gobierno, consideró Mario Cervantes Medina, profesor en el Departamento de Sociología del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.El académico aseguró que la violencia en México está tan normalizada al punto que desde los primeros niveles educativos ya se presentan casos de acoso u hostigamiento entre pares que no sólo se reflejan de manera física, sino que tienen características psicológicas, emocionales, sexuales y virtuales que pueden llevar a las víctimas a padecer episodios de depresión y, en algunos casos, hasta el suicidio.Apuntó que las principales repercusiones que el acoso escolar tiene en quienes lo padecen son una baja autoestima, tristeza, ansiedad y depresión, que pueden llevar a las víctimas a episodios suicidas.Sin embargo, insistió en que pese a la incidencia de casos en México y en Jalisco, no se cuenta con un diagnóstico claro de las situaciones de violencia que se padecen en las escuelas, lo que complica el entendimiento y posible solución de esta problemática.“El bullying es como un cáncer sin cura, porque hemos tenido muchos casos lamentables, mediáticos, en los que todos dicen que se van a poner las pilas, que se debe combatir, pero pasan los días y no pasa nada, se debe trabajar con diagnósticos, estrategias, darle la seriedad, no son ocurrencias”.Señaló que deben existir políticas públicas en materia educativa mediante las cuales se les enseñe a los alumnos, desde los primeros años de formación, el reconocimiento y protección de los derechos humanos, talleres de cultura de la paz e inclusión en materia de diversidad sexual, discriminación y conocimiento de la violencia. Todo ello de la mano de una formación del carácter por parte de los padres de familia, pues afirmó que, de no reforzar estas lecciones en el hogar, los menores recaen en conductas violentas que pueden derivar en la afectación a terceros.