El Ayuntamiento de Guadalajara analiza retirar permisos para estacionamientos exclusivos en Zonas 30, principalmente en el primer cuadro. El propósito es retirárselos a las entidades públicas, como el Congreso de Jalisco, y destinarlos como espacios preferenciales y motopuertos. “Esa Zona 30 todos los días la tenemos vigilada, todo el tiempo tenemos agentes en el Centro. De hecho, estamos revisando los (espacios) exclusivos para eliminarlos o para diversificarlos como cajones preferenciales y motopuertos, que es la demanda que tenemos. Se revisa caso por caso”, confirma Libertad Zavala, directora de Movilidad de Guadalajara.Hace cuatro años, el Gobierno del Estado proyectó construir nueve Zonas 30 en Guadalajara, pero hasta el momento solamente suman tres: en el corazón de la ciudad, López Cotilla y el barrio de Mexicaltzingo. El incumplimiento se arrastra desde la pasada administración, pero se suma que estos corredores no terminaron siendo exclusivamente para la movilidad no motorizada, como se prometió el 2 de junio de 2015: “Hoy impulsamos que camines. Hemos evitado que ya se estacionen aquí”, declaró el entonces gobernador Aristóteles Sandoval al inaugurar la primera Zona 30.El Ayuntamiento retiró 74 espacios utilizados por diputados en el Centro en las pasadas administraciones, dejando sólo siete disponibles para uso del recinto legislativo y siete más para personas discapacitadas, adultos mayores y embarazadas. Sin embargo, hay automovilistas que siempre están a la “caza” de vialidades, que ni siquiera respetan las zonas exclusivas. “Por turno de cinco horas coloco un promedio de 20 infracciones, de las cuales al menos tres son por estacionarse en cajones exclusivos para personas con discapacidad”, remarca Isabel, agente vial tapatía.En algunas calles como Pino Suárez o Belén hay zonas con permiso para el Congreso o exclusivas para discapacitados, adultos mayores o embarazadas, pero también hay “apartalugares” que aprovechan para cobrar por el estacionamiento, sobre todo por las tardes. Y los fines de semana es cuando se adueñan de los espacios. El proyecto de Zonas 30 fue impulsado durante la administración estatal de Aristóteles Sandoval, con la finalidad de “armonizar” todas las formas de movilidad, dando prioridad al peatón sobre el uso del automóvil. Dentro de la estrategia se planteó que en las vías que componen las Zonas 30 se prohibiría que los vehículos se estacionaran, buscando una movilidad más ágil y segura. Sin embargo, aunque se tenía previsto contar con nueve zonas en el primer cuadro de Guadalajara, según información del Gobierno del Estado, actualmente Guadalajara sólo tiene tres espacios de este tipo, además del corredor del Paseo Alcalde, donde confluyen peatones, ciclistas y vehículos a baja velocidad.Las tres Zonas 30 se ubican en el corazón de Guadalajara, en López Cotilla (de Francisco Javier Gamboa a Robles Gil) y en el Barrio de Mexicaltzingo.Si bien sobre López Cotilla la dinámica prohíbe que los vehículos se estacionen (más allá de los automotores que toman la banqueta), las otras dos Zonas 30 no son respetadas por los automovilistas.En el Centro, los espacios que quedaron disponibles para el uso exclusivo de personas con discapacidad, adultos mayores y embarazadas suelen ser ocupados por automovilistas que no portan un gancho para hacer uso de éstas; incluso, se estacionan en doble fila.Y en el barrio de Mexicaltzingo, los automovilistas aprovechan que las calles no están balizadas, pocos machuelos están pintados de amarillo y no existe señalización horizontal para hacer referencia a la Zona 30, por lo cual se estacionan deliberadamente. Hasta hay en el cuadrante varios espacios designados para “Aquí hay lugar”, como el ubicado a un costado de la plazoleta. Los vehículos también toman el espacio designado para las motocicletas.La falta de balizamiento no es exclusiva de la zona de Mexicaltzingo, el problema se presenta en el Centro Histórico y López Cotilla, siendo esta última la que tiene la mayor desatención, pues ni los reductores de velocidad están pintados, además de que la ciclovía se encuentra en mal estado.Al respecto, la directora de Movilidad del Ayuntamiento tapatío, Libertad Zavala, indica que si bien la infraestructura podría ser suficiente en el barrio de Mexicaltzingo, falta reforzar con señales horizontales y verticales, por lo cual se buscará colocarlas a la brevedad.Zonas 30 en GuadalajaraEl domingo se cumplen cuatro años de la inauguración de la primera Zona 30 en el Centro de Guadalajara. Aunque se pretendía que fueran espacios exclusivos para el peatón o las bicicletas, los automóviles y motocicletas han ganado terreno para estacionarse. Y el caso emblemático está en las calles aledañas al Congreso de Jalisco.El 2 de junio de 2015, el entonces gobernador Aristóteles Sandoval inauguró la Zona 30. A un costado del Teatro Degollado subrayó que estas acciones impulsaban la reactivación de los espacios públicos tradicionales para convertirlos en áreas seguras y de convivencia social. “Hoy impulsamos que camines. Hemos evitado que ya se estacionen aquí”, declaró el mandatario. Sin embargo, esa misión únicamente duró unos días.En el recuento, la Dirección de Movilidad del Ayuntamiento de Guadalajara retiró 74 espacios utilizados por diputados del Congreso del Estado en el Centro, dejando sólo siete disponibles para uso del recinto y siete más para personas discapacitadas, adultos mayores y embarazadas. Pero las calles siempre lucen con vehículos estacionados, como Pino Suárez o Belén. Según vecinos, los dueños de las camionetas o autos son trabajadores del Congreso del Estado que no son discapacitados.Destaca que hasta “cuidacoches” permanecen en las zonas y cobran por el estacionamiento, sobre todo en la tarde-noche.“A mí, como agente de Movilidad, me ha tocado ver conductores que se suben al auto sin ningún problema, incluso como de 30 años de edad, pero tienen el gancho o credencial de discapacitados y no los puedo multar. Eso es lo que los ampara”, dijo un inspector municipal entrevistado, quien prefirió omitir su nombre.Al respecto, la directora de Movilidad de Guadalajara, Libertad Zavala, señala que no se tiene conocimiento de personas que abusen de los espacios argumentando que tienen capacidades diferentes; sin embargo, en caso de que esto ocurra, el reporte puede hacerse al área de Movilidad para retirar los permisos correspondientes.Costo de infracciones vialesTlajomulco: Nueve mil 508 pesos. Zapopan: Ocho mil 662 pesos. Guadalajara: Tres mil 793 pesos. Tonalá: Tres mil 750 pesos. Tlaquepaque: Mil 803 pesos.LA VOZ DEL EXPERTOJosé Luis Guerrero (académico de la UdeG).Debido a que la expedición de ganchos se realiza a través de distintas dependencias, como los DIF estatal y municipales, así como organizaciones civiles, no existe un control sobre la emisión, por lo que existe el riesgo de que estos sean duplicados, incluso falsificados, según explica José Luis Guerrero, especialista en Políticas Públicas de la Universidad de Guadalajara.“Si no hay un control, las personas pueden obtenerlos con el objeto de hacer uso de estos lugares sin que se les sancione. Estamos pensando en que, quienes sancionan, podrían pasar para verificar que el coche estacionado cuente con el tarjetón, pero no si las personas cuentan con las condiciones para ser beneficiarios de éstos”.El académico explica que, con la finalidad de evitar esa situación, es necesario homologar la estrategia a través de un gancho único que sea expedido por una dependencia, pues esto abonaría a llevar un registro de los distintos sectores. “Los interesados deberían de solicitarlo en un espacio, bajo los mismos criterios para tener un registro único”.Señala que en muchas ocasiones no es suficiente el número de agentes municipales que aplican las infracciones por estas anomalías, motivo por el cual deberían tener el total apoyo de la Policía Vial, aunque en el Reglamento de la Ley de Movilidad y Transporte del Estado no contemple una multa específica para tal fin.Durante 2018, el Ayuntamiento de Guadalajara emitió ocho mil 369 ganchos correspondientes al mismo número de permisos para hacer uso de espacios exclusivos para personas con alguna discapacidad, adultos mayores y embarazadas. Tan solo en lo que va de 2019 se han expedido cuatro mil 613, de acuerdo con la Dirección de Movilidad del Ayuntamiento.Sin embargo, no existe una estrategia que permita garantizar que los ganchos para el uso de espacios exclusivos sean utilizados sólo por estas personas, ya que el permiso para obtener el gancho que se coloca en el espejo retrovisor puede solicitarse, incluso, a nombre de la persona interesada, ya que no es necesario que se presente al momento de hacer el trámite. “Eso tiene que ver con el mal uso y la falta de ética y responsabilidad de la persona que lo tramita. Nosotros, por ejemplo, para dar un gancho de adulto mayor solicitamos su credencial de senectud, su identificación oficial, la tarjeta de circulación del automóvil y comprobante de domicilio, entonces cotejamos los documentos que solicitamos. Lo ideal sería que la tarjeta de circulación esté a nombre de la persona de la tercera edad o de quien realiza el trámite, aunque esto no suele ser tan probable”, indica Libertad Zavala.EL DATODe acuerdo con información del Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado, el último estudio contabiliza a 584 mil 816 personas con alguna discapacidad.El titular del Instituto Metropolitano de Planeación, Mario Silva, presentó en febrero pasado una iniciativa para la conformación de la Agencia de Infraestructura para la Movilidad, la cual estará a cargo de aquellos temas que no tendrá la Secretaría de Transporte ante la desaparición de la Secretaría de Movilidad. Por ejemplo, la señalización, semaforización y administración de las fotoinfracciones, así como temas que eran responsabilidad del extinto Instituto de Movilidad y Transporte, como la dictaminación y la operación de MiBici.De acuerdo con el área de comunicación del Imeplan, esta figura podría ser la encargada de la homologación de un gancho único de identificación para los vehículos de personas con discapacidad, adultos mayores y embarazadas, al tratarse de temas de movilidad; sin embargo, aún no existe tal proyecto.Desde hace 20 años, Isabel es agente vial en el Ayuntamiento de Guadalajara. Todos los días cubre un turno de cinco horas verificando que los vehículos cumplan con las disposiciones viales, tanto del Estado, como del municipio.Cuenta que, por día, coloca un promedio de 20 infracciones, de las cuales al menos tres son por estacionarse en cajones exclusivos para personas con discapacidad, adultos mayores y embarazadas.Su trabajo le gusta y según se describe, es una buena agente, pues si en sus posibilidades está, antes de multar a las personas busca apercibirlas para que dejen de obstruir los espacios o vías en las que se encuentran los vehículos infractores.“Primero llego y los invito a retirarse. Hay gente de todo, hay quienes entienden a la primera y quienes se portan groseros… ya me acostumbré. Cuando veo que es gente que necesita el espacio, la invito a que saque su gancho en el Ayuntamiento; cuando no, le pido que se retire del espacio. Siempre me dicen que sólo van a ser cinco minutos, pero yo les afirmo que en esos cinco minutos puede llegar alguien que lo necesite y el espacio tiene que estar libre”.Cuando trabaja en las zonas de Libertad y Chapultepec, recuerda, suele ver a un repartidor de pan que lleva en la camioneta una calcomanía de persona discapacitada; sin embargo, no tiene problemas físicos y trae charolas cargadas con el alimento. “Yo le he dicho que se retire porque una calcomanía se la puedo pegar hasta yo a mi carro, pero esas no son válidas, deben tener su gancho, de cualquier municipio. La primera vez me dijo que si no veía que traía la calca pegada, pero le contesté que no valía y que yo lo veía muy bien físicamente. Le puse su multa, se enojó y se fue”.Para el presidente de la organización Red Ciudadana, José de Jesús Gutiérrez, por varios años el Estado se olvidó por completo de los temas de movilidad de los sectores de personas con discapacidad y adultos mayores, debido a que los avances en la infraestructura y transporte no han sido los suficientes.“Tenemos todavía una cultura de descuido y negligencia por parte de las autoridades, para atender adecuadamente las necesidades y los derechos que tienen estas personas para movilizarse en la ciudad. Y en los municipios del interior del Estado está peor porque tienen menos recursos, pero la situación en general es prácticamente de abandono”.El primer paso, indica, es reconocer la movilidad de las personas con discapacidad y adultos mayores como un derecho legítimo, pues esto implicaría que las estrategias y políticas públicas a implementar por las autoridades estuvieran normadas de manera homologada, buscando las características necesarias para su aplicación, tanto en la movilidad motorizada, como en la no motorizada.“De nada sirve que tengan acceso a empleos, a centros de rehabilitación y que tengan oportunidades educativas, si no van a poder llegar o se les dificultará más por el hecho de que no se cuenta con el transporte y las vialidades adecuadas para que se puedan movilizar”.Expresa que es necesario que las autoridades retomen los trabajos en el tema lo antes posible, pensando en cómo las personas con discapacidad y los adultos mayores se movilizan, buscando mejorar el transporte público, aceras y espacios donde confluyen, mediante la inclusión de la sociedad civil en dichas discusiones.Desde el año pasado, Rosa de la Mora decidió obtener su gancho para poder estacionarse en espacios exclusivos para personas con discapacidad o adultos mayores, no sólo para aprovechar el hecho de que ha cumplido 67 años sino porque presenta complicaciones en ambas rodillas y le cuesta trabajo caminar distancias amplias, pensando que de esta manera podría encontrar espacios para estacionarse con mayor facilidad y sin miedo a ser multada.“Anteriormente ya me estacionaba en éstos, pero ponía mi credencial de la tercera edad en la guantera por si llegaban los oficiales de Movilidad. Aunque nunca pasó, me daba miedo porque ahí estaban todos mis datos y cualquier persona podía verlos, por eso quise hacer bien las cosas”.Rosa acudió a las instalaciones del DIF ubicado en Américas y Eulogio Parra, donde presentó su identificación, comprobante de domicilio y la tarjeta de circulación de su vehículo. Y en cinco minutos le dieron en gancho. “No me hicieron preguntas, así de rápido me lo dieron”.Para ella, estacionarse en el Centro de Guadalajara es uno de los principales retos que enfrenta cuando visita esta zona. “A veces tengo que caminar hasta 10 cuadras y, cuando paso por los lugares exclusivos, es cuando me doy cuenta que no traen el banderín. Muchas veces también me ha tocado ver cómo se estaciona gente normal que se baja caminando, que no tiene discapacidad. Es injusto. Realmente no les gustaría estar en mi lugar”.Sigue: #DebateInformador ¿Deben prohibir el estacionamiento en las zonas tranquilizadas?Participa en Twitter en el debate del día @informador