Jueves, 21 de Noviembre 2024
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Adéntrate a cuatro de las ciudades más antiguas del mundo

Estos destinos son ideales para hacer turismo y perderse en sus calles en busca de sus tesoros más ocultos

El Informador

La historia del hombre se ve reflejada en sus construcciones; en las grandes edificaciones que nos transportan al pasado. Te presentamos una guía turística con cuatro de las ciudades más antiguas de la Tierra; te decimos qué ver, en dónde comer y sus grandes atractivos.

Atenas

Es una ciudad donde el mundo antiguo se encuentra de frente con lo mejor de la era moderna. Tiene como fondo el paisaje de las montañas y las aguas del mar Egeo; es ideal para un viajero que disfruta la mitología, la historia y los paisajes. Es la cuna milenaria de la tradición occidental.

Qué hacer: 

Planifique sus visitas a pie por la mañana. Privilegie los sitios arqueológicos del centro de la ciudad y sus alrededores; visite la colina Pnyx (donde hablaron Arístides y Pericles), la antigua Ágora (donde caminaron Sócrates y Platón) y no se pierda las ruinas de antiguos templos dedicados a los dioses del Olimpo.

Cómo llegar:

Por avión es la mejor opción; la ciudad tiene un solo aeropuerto, El Eleftherios Venizelos, en Spata, municipio de Markopoulo, a veinte kilómetros al sureste de Atenas. Para llegar a la ciudad se usa el metro (línea azul), pero también hay autobús (4 líneas), taxis y traslados privados (lo más cómodo si se viaja en grupo). También se puede llegar por barco, carretera o tren, por supuesto.

Qué comer: 

Uno de los platos típicos es el “moussaká”, preparado con berenjena y carne; para comer mientras se pasea, las broquetas de “souvlaki” -de carne de tenera- con cebolla, tomate y yogurt, son ideales. Otro bocadillo puede ser las “spanakopita”, o empanadas de espinaca. En cuanto a restaurantes, los más económicos están al norte del Stadiou y los Jardines Nacionales; en el barrio Pankrati se hallan locales económicos frecuentados por lugareños. Para turistas está el centro de la Plaka, cerca de Kidathineon.

Principales atractivos: 

Esencial, visite la Acrópolis, con su museo histórico, los restos del Partenón y el Templo de Zeus Olímpico; también la plaza Syntagma, centro neurálgico de la ciudad. Se puede disfrutar por igual del teatro de Dionisio y el teatro de Odeón de Herodes Ático, este último para la recreación de obras musicales. Mykonos, Santorini y Creta son islas para visitar si se parte de la capital griega; asimismo, eso implica haber visto El Pireo, barrio portuario de Atenas.

Plovdiv

Construida sobre siete colinas -dice la leyenda- igual que Roma o Lisboa, es la segunda ciudad búlgara en tamaño (después de la capital, Sofía); con todo, sobresale por su larga historia, ya que fue ocupada por tracios, romanos, bizantinos y otomanos, lo que la reviste de un legado de tradiciones que se percibe en sus atractivos.

Qué hacer:

La ciudad resulta atractiva por su precioso casco antiguo, por sus restos romanos y por sus atractivas casas museo; ideal es dedicar un día completo que permita disfrutar con calma de lo mucho que hay que ver en este lugar, conocer su historia y disfrutar de su gastronomía.

Cómo llegar: 

Si va en avión, hay un aeropuerto a 12 kilómetros de la ciudad, ofrece vuelos a Londres, Fráncfort y Moscú. Una vez allí, tome taxi. Ahora, los trenes nacionales e internacionales llegan hasta Plovdiv con frecuencia y no son caros (hay servicio expreso y estándar). Si va en coche, al llegar a Sofía, Plovdiv está a 80 minutos. Además, los autobuses llegan regularmente desde toda Bulgaria y, a veces, desde Estambul.

Qué comer: 

Opciones hay muchas, para todos los gustos y bolsillos; Rahat Tepe, por el casco antiguo, es ideal para una comida informal, hay hamburguesas, ensaladas y cerveza en gran variedad. Asimismo, ‘XIX Vek’ está fuera del centro, pero cerca; tiene zonas cerradas y jardín, se sirven platos típicos como la kavarma, y carnes a la parrilla (buenos precios y platos grandes).

Principales atractivos: 

En los alrededores, se pueden visitar el monasterio de Bachkovo y la fortaleza Asenova. En el centro, está la mezquita Dzhumaya, que da nombre a la plaza, donde también están los restos de un estadio romano. En el casco antiguo se halla la iglesia ortodoxa de Santa Bogoroditsa, del siglo IX. Asimismo, además de los numerosos museos, el atractivo central sería el antiguo teatro romano, construido en el siglo II por el emperador Trajano.

Damasco

Es una ciudad de historia secular, una de las más antiguas del mundo y la capital de Siria. Las menciones más antiguas corresponden al siglo XIII a.C., tiempos del faraón egipcio Ramsés II. 

Qué hacer: 

La ciudad antigua es única en su planificación y posee construcciones que quedaron intactas desde tiempos muy remotos. Damasco pertenece a la lista de la UNESCO de ciudades que representan la herencia cultural del mundo.

Cómo llegar: 

Lo más sencillo, si se viaja desde España a Líbano por aire, es ir por tierra desde Beirut, que está a sólo 115 km de Damasco. Si se arregló un tour con agencia de viajes, lo usual es que la empresa les recoja en Beirut. Asimismo, salen autobuses de la estación Charles Hélou, en pleno centro, en Gemmayzeh. Se pueden tomar taxis locales (compartidos), salen a todas horas.

Qué comer:  Los mejores restaurantes se especializan en cocina regional. Considere probar también Fatayer Jebneh, un pastel local disponible en restaurantes y cafés; además del kebab de carne de camello, que es muy económico en el barrio de Al-Midan.

Principales atractivos: 

Se pueden visitar las medersas y mercados medievales, la torre Bab Kisan, la iglesia subterránea de Santa Anania (muestra de arquitectura islámica tardía), el palacio Kasr al-Azem, el hospital Bimaristan y el sepulcro (del siglo XII) en que descansa el legendario sultán Saladino. Es posible admirar la Capilla de San Ananías, el palacio de Qasr al-Azem o el popular Monte Qasioun.

Biblos

Conocida como “la cuna del alfabeto”, es una ciudad portuaria de origen fenicio que ha estado habitada desde hace siete mil años (y es Patrimonio Cultural de la Humanidad designada por la UNESCO); está en Líbano. Fue una potencia comercial en el mediterráneo durante la era antigua; estuvo ocupada por diferentes imperios y hoy destaca como destino turístico de aventura.

Qué hacer: 

Es una ciudad preciosa y con poca gente. Está construida en piedra y es muy agradable pasear por sus calles; además, se le reconoce por sus amables habitantes, que parecen alegrarse por la visita de los extranjeros a su población.

Cómo llegar: 

Todo estriba en llegar a Beirut (por avión, de preferencia); de ahí, se toma una furgoneta en la estación de Cola, en dirección a Trípoli (es decir, al norte). Para llegar a la estación referida, se recomienda tomar un Uber. Ya en la furgoneta, el trayecto dura aproximadamente 1 hora, aunque depende del tráfico.

Qué comer: 

Para optimizar los recursos (Biblos es una ciudad cara), puede orientarse en la oficina de turismo y seguro le recomiendan un lugar, en el centro, llamado ‘Le Rock’, donde además de sándwiches y shawarmas, sirven mezze (típicas tapas libanesas). Otra opción son los puestos callejeros.

Principales atractivos: 

El Santuario de Santa Aquilina, sitio para la devoción; los restos de un castillo cruzado del siglo XII que se construyó con piedras de las ruinas romanas de la ciudad; además, están las ruinas que rodean al castillo hasta el mar, la Casa Otman Al Housami (único vestigio otomano), un pequeño anfiteatro romano y la Mezquita el-Fateh; a esto se suman las iglesias de San Juan Bautista y de Saydet el Najat, ambas del siglo XII.