Viernes, 29 de Marzo 2024
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Triple talento para la danza

Los hermanos Bejarano Vidal comparten la pasión por esta disciplina

Por: EL INFORMADOR

De izquierda a derecha: Rafael, Enrique y Édgar Bejarano quieren destacar a nivel internacional. EL INFORMADOR / A. Camacho

De izquierda a derecha: Rafael, Enrique y Édgar Bejarano quieren destacar a nivel internacional. EL INFORMADOR / A. Camacho

GUADALAJARA, JALISCO (25/JUN/2017).- El ballet ha sido una aventura familiar para los hermanos Bejarano Vidal, tres varones que han incluido en su formación personal esta disciplina de las bellas artes. Todo comenzó con el mayor, Édgar Bejarano Vidal (de 23 años), quien cursó el bachillerato especializado en artes plásticas en el Cedart (Centro de Educación Artística). Allí tuvo que tomar materias del tronco común, ballet clásico entre ellas. Édgar admite que al principio pensó en los prejuicios habituales, “¿cómo un hombre va a usar mallas?” Pero luego al conocer la danza, se dio cuenta de lo equivocado que estaba, pues le gustó la materia. Con la consigna de no juzgar lo que no se conoce, convenció a su hermano Rafael (de 18 años) para adentrarse en este arte que a la vez es también un deporte de alto rendimiento. Rafael empezó con las clases sabatinas, primero con gusto por el flamenco, más tarde con lo clásico de la danza. Fue en la Real Academia de Ballet de Ana Torquemada donde Rafael estuvo poco más de un año, hasta que fueron a Veracruz. En medio de clases magistrales con maestros internacionales, al final de su estancia participó en una gala que le mereció ser invitado a un par de escuelas en Estados Unidos. Optó por Washington, donde ya consiguió un contrato por dos años.

Enrique (de 14 años), el tercer hermano, no se quedó atrás en el gusto por practicar este arte. Recibió clases, y pronto tuvo la oportunidad por competir por becas. En Washington ganó una beca para Cuba, ciudad donde vive con su madre desde hace once meses. En la isla ha encontrado nuevas experiencias, una educación especializada y la satisfacción del éxito, pues en un concurso reciente en La Habana obtuvo el segundo puesto.

Su padre, Édgar, la señala como una particularidad: el mismo ballet, pero en dos sistemas económicos totalmente distintos, el capitalismo estadounidense y el socialismo cubano. Algunas de las diferencias, dijo Rafael, es la mayor libertad y abasto de alimentos que encuentra en Estados Unidos, aunque la ventaja académica en Cuba es que a Enrique se le proporcionan todos los aditamentos relativos al ballet (zapatillas, mallas, etc.) Enrique afirmó que la vida cotidiana está encarecida: en su plan de vida busca completar la educación en La Habana para después trasladarse a Estados Unidos o Europa.

Rafael, quien se marchó primero, salió de casa a los quince años para enfrentarse a un mundo desconocido. Afortunadamente, comenta, su adaptación fue rápida, “Al principio fue difícil”. Igualmente le resulta doloroso ver a la familia separada, pues su madre se trasladó con el menor a Cuba. Para los hermanos menores de la familia, han sido duras las dificultades de trasladarse a otro país para continuar sus estudios: en la isla también escasea el acceso a las redes sociales y el internet, por lo que se complica la comunicación cotidiana con el resto de la familia. Para Édgar, el padre, esta aventura ha representado un cambio total en la familia, “Para bien, eso sí”. Él dejó ya su actividad como torero para apoyar a sus hijos “al verlos con la dedicación de estudiar de 7 de la mañana a 2 de la tarde, luego de 4 a 9. Ver cómo canalizan el tiempo de su infancia y adolescencia en este proyecto de vida”.

Cuestión de adaptación

Édgar, el mayor, sabe que empezó un poco tarde dentro del ballet, pues las condiciones físicas se van moldeando desde pequeños. Actualmente ejerce también las artes plásticas, con énfasis en la escultura, pero sabe que su pasión por el ballet ha tenido buenos frutos con la influencia en sus hermanos. Entre las piezas de gran formato que ha concretado Édgar está una escultura de tamaño natural de Enrique Michel Velasco, empresario y líder de Dulces de la Rosa. Édgar afirmó que Michel Velasco fue su primer mecenas en las artes plásticas. En el panorama cercano para Édgar Bejarano Vidal están dos exposiciones en Cuba: una en la embajada y otra en la galería del curador español Eduardo Sanz. Temáticamente, una faceta que ha explorado es la de esculpir a figuras clásicas taurinas.

El bailarín y escultor comentó que es poco común el apoyo a las artes en la sociedad, ya que existe poca educación para consumir arte: “La gente prefiere gastar 200 pesos en cervezas que en una obra de teatro, por ejemplo”. Para Édgar, invertir en el arte es una necesidad, pues el país ha dado cuenta de ser un semillero de artistas y talentos en las más diversas disciplinas.

En el caso del ballet, las dificultades de pronto resultan mayores por haber prejuicios, “Barreras, algunos complejos que no dejan a las personas admirarlo, que lo disfruten”, tanto en la danza clásica como la contemporánea. Aunque reconoce que hay esfuerzos nacientes, como el Joven Ballet de Jalisco. Eso en el rubro del consumo de arte; en la formación de artistas, Édgar platicó sobre esas frases comunes que desaniman a los jóvenes entusiasmados, como el clásico “Si eres artista te vas a morir de hambre”: “Empieza desde la familia, se puede ayudar a un artista, necesita mucha constancia, disciplina y alicientes, que se desarrolle”. A la par, existen gastos necesarios, inversiones que se deben hacer, como en vestuario. Incluso en terapias pues en el caso del ballet quienes lo practican están expuestos a lesiones que deben tratarse de la mejor manera para no dañar sus músculos y articulaciones.

Al igual que Édgar, el hermano mayor, Enrique y Rafael comparten el gusto por la danza con otras artes. Enrique dibuja desde pequeño, influenciado por su madre. Rafael disfruta de la música, aunque él no practica esa otra disciplina: “Lamentablemente sólo toco la puerta”, bromeó.

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