Martes, 30 de Abril 2024

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El mito del Nearshoring

Por: Israel Macías López

El mito del Nearshoring

El mito del Nearshoring

Usted lo ha oído en muchos lados y leído en muchos espacios. México está esperando que llegue una cascada de inversiones que vendrán a dinamizar la economía nacional. El famoso nearshoring se parece cada vez más a los mitos, fábulas o leyendas: todo mundo habla del nearshoring pero nadie lo ha visto.

La narrativa más o menos va así: los Estados Unidos y China tienen desde hace años, una disputa comercial severa. China durante bastantes más años se había convertido en la fábrica del mundo. Prácticamente todo se manufacturaba en China y se exportaba al resto del planeta.

Esta fuerza exportadora convirtió a China de ser una economía rural en los años 80 ́s a una de las primeras economías del mundo. Tanto protagonismo funcionó bien durante muchos años, todas las empresas querían mover sus operaciones de producción a China, primero por un tema de los bajos costos y posteriormente por estar cerca de las grandes cadenas de suministro. Pero, vino la pandemia y para colmo, el epicentro fue precisamente en China. Lo que puso de relieve ante el mundo, la verdadera cara de un país con una dictadura de partido y con un control absoluto de la población.

El mundo descubrió que China no funcionaba internamente como gran parte del planeta: no hay prensa libre, no hay internet libre, no hay libre expresión de las ideas ni manera de que la población se manifieste.

El gobierno chino quiso controlar todo lo que salía del país e impidió el libre flujo de información para quienes buscaban una vacuna. Hoy en día no se sabe bien si el COVID-19 surgió en uno de los mercados de Wuhan o se les escapó de alguno de los laboratorios del gobierno chino.

El mundo entendió la grave situación de depender exclusivamente de un país como China, para el suministro y funcionamiento de importantes elementos de sus cadenas productivas a nivel industrial. Un país con un régimen autoritario no era de confiar en momentos de crisis. Y a partir de ahí surgió la idea del Nearshoring: un movimiento de relocalización en la que cientos de empresas buscarían salir de China y establecerse en países cercanos a los principales mercados mundiales, específicamente los Estados Unidos.

¿Y que más near a los Estados Unidos que México? De ahí que desde el año 2022 se habla insistentemente de una cascada de inversiones de empresas que estarían por llegar al país buscando establecerse, contratar trabajadores y montar sus cadenas de suministro para el mercado norteamericano. La historia suena creíble y sobre todo nos habla de una próxima era dorada en la economía nacional: un fuerte impulso productivo que aceleraría el crecimiento económico nacional, en empleo y en ingreso.

Un impulso no visto en México desde que arrancó el Tratado de Libre Comercio en enero de 1994. Una jugada del destino que le regalaría a la próxima presidenta, unas perspectivas de crecimiento económico para un México que le urge crecer.

Pues bueno, la mala noticia es que simplemente la lluvia de inversiones no llega. 2023 lo cerramos con casi el mismo monto de inversión extranjera directa que la que tuvimos en 2018, cuando arrancaba este gobierno. Peor aún: 2023 cerró con muchas menos inversiones nuevas que las que recibimos en 2018.

El dinero que ha crecido en términos de inversión se ha tratado de reinversión de utilidades de empresas que ya estaban en México. Eso sí ha crecido. Suponemos como respuesta a la expectativa de que algo bueno está por pasar, pero no ha pasado nada. Hoy el FMI lanzó las proyecciones de crecimiento económico para México para los siguientes 5 años: un decepcionante 2% promedio anual. El nearshoring se parece más a la leyenda de la llorona: todos la conocen, pero nadie la ha visto.

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