Sábado, 23 de Noviembre 2024
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Jalisco

Una historia en cuatro generaciones: Juan Carlos y el periódico que la ciudad va a necesitar

El Informador

PARTE 4 DE 4

Cien años han hecho sólido a EL INFORMADOR: un periódico líder y referencia nacional para la información en el Occidente del país, pero también un nombre y una marca que simbolizan valores tapatíos y lealtad para con la ciudad. Una tradición así es un bien para cultivar y prolongar, y una de las mejores formas de hacerlo es comprometerse con el presente.

Tradición, sí, pero sobre todo compromiso consciente con la actualidad, para una ciudad y un entorno que cambian a una velocidad cada vez mayor. Juan Carlos Álvarez del Castillo Barragán lo define de esa forma con la experiencia de los seis años en que ha sido empleado de EL INFORMADOR, aunque en realidad ha pasado aquí casi toda su vida. Con 26 años de edad, representa a la cuarta generación de la familia Álvarez del Castillo al frente de EL INFORMADOR: defiende la importancia de responder con flexibilidad a las demandas de las nuevas tecnologías, que han transformado a la industria del periodismo, pero dice no perder de vista la necesidad de responder con credibilidad y creatividad a Guadalajara.

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Somos el periódico de la ciudad, y no hay ninguno otro que la entienda ni que pueda describir lo que pasa en ella mejor que nosotros; tenemos toda su historia y conocemos perfectamente cómo se ha desarrollado”.

La meta, insiste, es definir a EL INFORMADOR desde su relación con la ciudad en el presente: “Nosotros tenemos que buscar nuestros objetivos, que son ser positivo, constructivo y orientador; dar información correcta e informar sobre lo que la ciudad quiere saber; nosotros entendemos a la ciudad”.

Cambios más rápidos y más importantes

Juan Carlos Álvarez del Castillo establece que parte de la conciencia de ese presente es que EL INFORMADOR no puede ignorar sus cien años de historia, pero sobre todo debe responder a las necesidades de su actualidad. “La idea de los cien años es muy romántica, pero en realidad somos una empresa que todo el tiempo se está renovando. Mi papá todo el tiempo lo dice: para él es una empresa de 30 años, que son los que él lleva al frente, y así fue con las tres generaciones: cada una hizo un periódico diferente”.

En su visión, esto importa porque precisamente anticipa transiciones más veloces: “Siento que las transformaciones que hacemos dentro de la empresa son cada vez menos longevas; hace ocho años hicimos cambios en el área de Internet y de nuevo tenemos que hacerlos ahora; buscas en la hemeroteca y ves diferencias en cómo construíamos la cabeza principal; renovamos el contenido con El Tema, con una sección de deportes más gráfica, el Aviso de Ocasión cambió de formato. Y los cambios en la parte digital se dan todo el tiempo: hacemos más videos, pensamos en publicidad y contenido distintos, pensamos en una posible alianza con un noticiero de televisión... Todos los cambios hoy en día son cada vez más rápidos y más importantes”.

Ese ritmo de transformaciones puede resistirlo una empresa sólida, como EL INFORMADOR, cuyo reto entonces, opina Juan Carlos, será “tener la facilidad para ir cambiando y responder a lo que queremos en el momento. No necesariamente será ir al cien por ciento por la innovación. La tecnología y los cambios avanzan tan rápido que, como cuando cambias de celular: a la hora en que compras un modelo nuevo, el siguiente ya salió”.

Hasta el último rincón de la ciudad

Con 21 mil suscriptores, abarcamos todas las zonas; la circulación se ha ido transformando de una manera impresionante

Una empresa como EL INFORMADOR depende del esfuerzo de cientos de personas dedicadas a su administración, las ventas a los clientes, sus relaciones institucionales y, evidentemente, la producción de un periódico atractivo e interesante. Cuando Juan Carlos habla de cambios, se refiere a la necesidad, por ejemplo, de consolidar el modelo de distribución del producto, que hoy sigue el esquema tradicional de vender periódicos en locales cerrados y en sitios estratégicos en la calle, pero que cada vez se orienta más hacia la entrega directa a suscriptores.

“La distribución es la fortaleza más grande que tiene el periódico en el tema de alcance, nos ha ido muy bien y tenemos todo para seguir creciendo”, asegura. No obstante, también admite que hay un reto en organizar esas labores en una ciudad que en el último siglo prácticamente duplicó su extensión y cuya población creció 50% en los últimos 25 años .

“Hoy en día, con 21 mil suscriptores, abarcamos todas las zonas; la circulación se ha ido transformando de una manera impresionante. Una clave son las alianzas que tenemos: podemos llegar a tu casa en motocicleta para tu suscripción directa, pero también lo podemos hacer gracias al crecimiento de empresas muy importantes, como Farmacias Guadalajara o tiendas de conveniencia: en todos lados hay una. Ese tipo de locales nos da facilidad para distribuir el periódico y que toda la ZMG tenga acceso a EL INFORMADOR”.

De allí que confíe no sólo en que EL INFORMADOR podrá consolidar su servicio a sus lectores y clientes habituales y particularmente a sus 21 mil suscriptores, sino, además, en que podría aumentar esa cobertura: “Podemos crecer con la ciudad. Podemos dar el ancho para llegar a 25 mil suscriptores inmediatamente. Ha sido un trabajo muy fuerte llegar a 21 mil y ya estamos listos para 25 mil. Tenemos que ser el periódico de la ciudad también en eso”.

“El voceo es muy bueno, local cerrado es muy bueno, pero al fin y al cabo alguien más se está encargando de la venta de mi producto; cuando yo lo entrego y sé dónde lo entregué, puedo asegurárselo al cliente”, subraya al resaltar la importancia de un buen equipo de distribución que respalde al producto. “La circulación de suscripciones es la ventaja que tengo sobre los demás periódicos, pero sobre todo la seguridad que le doy a mi cliente de que estoy llegando a donde él quiere”.

Nuevas tecnologías

Pero otro reto evidente es el de garantizar un producto para la época: un periódico del siglo XXI, cuya edición de papel sea cada vez mejor y al mismo tiempo responda a las expectativas que los lectores y clientes han hecho por décadas, pero también con los productos informativos que otros usuarios demandan: un sitio web veloz y confiable y plataformas digitales que contribuyan al debate público.

Creo que el trabajo del periodista va a ser mucho más interesante, pero mucho más complejo”

Juan Carlos coincide con los periodistas de EL INFORMADOR que apuntan a transformar el periódico de papel en una publicación caracterizada por la profundidad y el contenido analítico, mientras internet y sus productos diversos se ocupan de forma prioritaria de la información en tiempo real. Pero admite que eso significa trabajar con periodistas diferentes.

“Creo que el trabajo del periodista va a ser mucho más interesante, pero mucho más complejo”, anticipa; “antes cualquiera hacía cosas como transcribir la nota, pero hoy en día necesitan mayor reflexión e investigación para hacer piezas de interés”.
Dónde hallar a esos profesionales, es una asignatura que, dice Juan Carlos, está en marcha hace años dentro de EL INFORMADOR.

“A muchos los encontraremos afuera, pero estoy seguro de que hay mucha gente ya en el periódico que está dispuesta a acoplarse a este cambio, a esta forma de escribir, en que una misma nota puede tener cuatro, cinco diferentes momentos según va a redes sociales o a la web”.

Por su generación, Juan Carlos no se considera necesariamente un “nativo digital”, sino alguien nacido en la transición del primer contacto social con internet. “Todavía me acuerdo de que, cuando estaba chico, en casa había que marcar el teléfono para conectarme a internet, y sonaba en la pantalla. Crecí en conjunto con lo digital”.

Pero lo subraya porque, de nuevo, hace énfasis en que el objetivo de EL INFORMADOR no debería ser plegarse a cada cambio que traigan las innovaciones futuras, sino garantizar el mejor servicio a sus usuarios independientemente de las plataformas.

Puedes tener la mejor tecnología pero, si tu contenido no sirve, no vas a tener éxito. Tenemos buenos contenidos, el equipo necesario, ganas de hacerlo, pero si no estamos adaptados a la forma en que el lector quiere llegar quiere verlo, no vamos a tener éxito. Lo que haremos es adaptarnos a todas las formas necesarias para que tú, como usuario, cliente o lector de EL INFORMADOR, tengas mayor facilidad para acceder a nuestro contenido”.

Juan Carlos opina que la redacción de EL INFORMADOR deberá convertirse en un equipo “mucho más flexible, para animarse a hacer de todo; veo a un reportero que se anima a hacer un enlace en Facebook Live, o a un fotógrafo que se topa con un evento de tránsito y hace una transmisión en video de lo que está sucediendo… Todos tendremos que ser los reporteros del periódico”.

Un buen ejemplo es la presencia de EL INFORMADOR en las redes sociales, un espacio de presencia obligatoria, pero en donde las exigencias éticas son muy particulares. “Es una comunicación con un mercado muy especial, muy pasional, de reacción inmediata, con muy poca lealtad: si no les gusta lo que publicas, te dejan con un solo clic. Allí nos ayuda mucho la marca, pero después tenemos que comprobarle al usuario que somos con quienes debe estar”.

El desafío comercial

Una redacción de ese tipo necesita una empresa comprometida con sostenerla y con permitirle trabajar libremente. En la parte comercial, obliga a que EL INFORMADOR sea una estructura sólida y resistente, pero también muy flexible. Y garantizar eso implica un esfuerzo cotidiano, afirma Juan Carlos, quien explica que no han dejado de fortalecer las estrategias habituales de venta, pero constantemente exploran alternativas.

“Es una completa exploración”, afirma al apuntar, por ejemplo, a las fusiones de contenidos comerciales y editoriales que EL INFORMADOR ha intentado durante los últimos años. “Debemos tener esa capacidad de transmitirle a nuestros clientes la oportunidad de que sean partícipes del contenido. Ya hemos hecho pruebas con empresas de telefonía, de paquetería, acabamos de hacer un experimento con un video que habla sobre insuficiencia renal… Sí lo hemos trabajado, pero no tenemos la receta ideal”.

Otros ejemplos a la mano son las soluciones gráficas y multimedia que permiten las redes sociales: “Tenemos que buscar cómo comunicar de una forma eficiente, rápida y divertida; el lector digital se informa con productos distintos al texto solo: puede ser la foto que publicó un amigo suyo. Tenemos mezclado todo tipo de información. En tu celular no buscas las noticias por secciones, por ejemplo: vas haciendo scroll para encontrar a ver qué hay hoy. Es una idea que tenemos que trabajar desde adentro, junto con el área comercial, la de redacción, la de circulación, para ver qué es lo que la gente necesita, debe y quiere saber, y plantearlo en las diferentes plataformas”.

Hacer cambios no significa modificarlo todo

Pero por eso insiste en que hacer cambios no significa modificarlo todo y pone un ejemplo: el Aviso de Ocasión. “Ya tenemos el aviso gratuito en la página web, creo que va a transformar todo, pero el Aviso de Ocasión impreso creo que no va a desaparecer pronto. Es impresionante cómo la gente lo lee hasta por diversión, pero sobre todo por necesidad”.

Para Juan Carlos, un periódico que cumpla con estas características no sólo es viable, sino de hecho el único aceptable por construir. “Nos hemos concentrado en conocer la ciudad, hemos estado en su historia; creo que plasmamos en nuestras páginas lo que es vivir en Guadalajara”.

Este artículo forma parte de la edición conmemorativa de los 100 Años de EL INFORMADOR. El resto de los contenidos especiales están disponibles en ESTE ESPACIO y también puedes consultar la versión hojeable digital PULSA AQUÍ.